Después de varios días de angustia, el influencer cubano Ariel Ramos Perdomo compartió una de esas noticias que calientan el pecho: su perrita África, una husky siberiana que se había perdido en Varadero, apareció sana y salva.
En un video cargado de emoción, el actor y comediante agradeció a todos los que lo ayudaron en esta odisea desde las redes: “África está de vuelta, y eso no hubiera sido posible sin ustedes”, dijo, visiblemente conmovido. También dedicó unas palabras especiales —aunque sin revelar su nombre— a la persona que hizo posible el reencuentro: “Siempre tendrás mi gratitud. Eternamente”, expresó.
Solidaridad virtual que se volvió real
Desde su perfil en redes, @arielramosperdomo, el artista explicó que este episodio le recordó el valor inmenso de la comunidad. “Gracias a cada uno que compartió la foto, que se preocupó, que se sumó… ustedes fueron parte fundamental de esta misión”, escribió, dejando claro que el poder de las redes sociales puede ir más allá del chisme o el entretenimiento cuando se usa con el corazón.
Para Ariel, África no es solo una mascota, sino “parte de la familia”. Contó que su pérdida fue como “un vacío tremendo en el alma”, y que cada día sin ella se sentía como un golpe más.
En su mensaje aprovechó para mandar una reflexión que caló hondo entre sus seguidores: “Cuando encuentren un animal perdido, piensen en el vacío que deja en un hogar. Tengan el gesto noble de devolverlo. Actuar desde el corazón siempre deja huellas bonitas.”
El poder de la empatía y un final feliz
Las reacciones no se hicieron esperar. En TikTok, Facebook y otras plataformas, los comentarios llegaron por decenas, con gente celebrando la buena noticia. Algunos decían que “las mascotas se aman con el alma”, otros recordaban lo duro que es vivir la pérdida de un animal querido: “Solo quien lo ha vivido, lo entiende”.
Días antes del reencuentro, Ariel había encendido la alarma desde Estados Unidos, donde reside. África se había extraviado entre las calles 40 y 50 de Varadero, y él, al no poder estar en la isla, pidió ayuda desesperada desde la distancia. Hasta ofreció una recompensa, y dejó el contacto de una persona en Cuba para facilitar cualquier aviso.
“Y no estoy ahí, para colmo, para resolver los problemas…”, escribió entonces, visiblemente frustrado, dando a entender que ya antes había tenido episodios similares con África.
Una historia con final feliz, pero también con una gran lección: cuando se actúa con amor, el mundo responde.
Y esta vez, respondió con un ladrido, una cola moviéndose y un corazón más tranquilo.