En un país donde el pueblo se mata por un poco de pollo o tiene que vender media quincena para comprar una pastilla, el salón VIP del Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, aparece como ese oasis para quienes pueden soltar unos cuantos dólares extra por evitar el “calvario revolucionario” de las colas.
Un cubano que se identifica en TikTok como @ochosi03 decidió mostrar cómo funciona este “privilegio de pago” que, por apenas 25 dólares, te saca del mal rato típico en la Terminal 3.
“Mi gente, les muestro el salón VIP, aquí mismito bajándome del avión…”, arranca diciendo el tiktoker mientras camina por las instalaciones. Desde su celular, enseña cómo los que pagan la tarifa mágica se ahorran dos de los peores tragos del aeropuerto habanero: la cola en la aduana y la espera eterna por el equipaje.
“Te evitas la cola, y eso ya es ganancia. Y además, no tienes que estar parado horas mirando la cinta vacía esperando la maleta,” comentó el usuario entre risas.
El área VIP incluye un espacio climatizado, alguna que otra bebida (cerveza, traguitos y café), y un par de bocadillos que, si bien no son un banquete, «te quitan el antojo si no eres muy exigente», según él. También hay una zona habilitada para fumadores, detalle que en cualquier otro lado sería secundario, pero que en Cuba parece un lujo digno de la realeza.
Lo mejor del servicio, según explica, es que una persona se encarga de recoger tu equipaje por ti y llevarte directo hasta la salida, como si fueras embajador o funcionario de la élite, sin tener que lidiar con empujones, calor ni el desorden típico del lugar.
“Lo único que tienes que hacer es sentarte cómodo, tomarte un trago, y esperar a que te vengan a buscar la maleta”, resumió.
En medio del colapso del sistema aeroportuario, las carencias tecnológicas y las quejas diarias por maltrato y desorganización en los vuelos internacionales, este salón VIP se convierte en una burbuja capitalista dentro del desastre socialista. Eso sí, solo para quien pueda pagarlo.
Porque mientras los cubanos de a pie deben pasar horas sudando la gota gorda en colas infernales, los que tienen dólares pueden, literalmente, tomarse una cerveza fría y mirar desde el otro lado del cristal. Un reflejo más de cómo el sistema está podrido por dentro, aunque le pongan cortinas nuevas y le digan “VIP”.
