El heredero más excéntrico del castrismo, Sandro Castro, volvió a encender las redes con otro de sus acostumbrados espectáculos delirantes, esta vez mezclando discursos sobre migración, mensajes dirigidos a Donald Trump y una puesta en escena sacada de una telenovela de mal gusto.
Desde lo que queda del edificio Ríomar, en Playa —una estructura fantasmal que parece reflejar la ruina moral y física del país que su familia ayudó a destruir—, Sandro apareció sin camisa, con pintura roja sobre el pecho que decía “Fuerza, América Latina”, ondeando banderas cubanas como si estuviera en plena sesión espiritista… o en un casting para algún reality de YouTube.
Entre pausas dramáticas y poses de mártir revolucionario, soltó su «mensaje internacional» directamente a Donald Trump:
“Presidente Donald Trump, ya ni las Cristach te hacen efecto. Los emigrantes no los veas como enemigos… Tu nación fue construida con emigrante (sic). No todos son delincuentes… Dale oportunidad y vida al emigrante porque al final Patria es Humanidad”.
Todo esto acompañado por su tropa habitual de seguidores silenciosos, con gafas oscuras y cara de “¿qué hago yo aquí?”. El video, que termina con Sandro de rodillas lanzando un quejido de novela, fue etiquetado a cuentas oficiales de Trump, Marco Rubio, María Elvira Salazar, Univisión, Telemundo y hasta el gobierno de Quintana Roo. Sí, en serio.
¿El nieto del dictador jugando a influencer disidente?
Aunque muchos lo catalogan como un payaso más del castrismo tardío, lo cierto es que Sandro ha empezado a colar en sus publicaciones ciertos mensajes que más de uno interpreta como indirectas al régimen. Hace poco se robó titulares por darle “like” a un comentario en Instagram que se burlaba de Díaz-Canel, algo que no pasa desapercibido entre sus seguidores.
Algunos, entre risas, ya lo proponen como “presidente de Cuba”, aunque no se sabe si por sarcasmo, desesperación o simple ganas de ver el mundo arder. Lo cierto es que en este circo político donde el castrismo se deshace y los hijos del poder juegan a ser rebeldes de TikTok, Sandro se ha convertido en un símbolo grotesco del ocaso del sistema.
Para completar su más reciente capítulo surrealista, celebró el Día de los Padres con uno de los mensajes más absurdos que se recuerden en redes cubanas:
“Yo antes vivía alojado en unos huevos. Era un pequeño espermatozoide y luego creció esta inmensa criatura”.
Y cerró con esta invitación mística:
“Feliz Día de los Padres, a los de este país, este planeta y a los del más allá… tómense en mi honor una Cristach y fúmense un tabacach”.
La tragicomedia de los Castro sigue viva, pero en versión TikTokera. Mientras el país sufre apagones, inflación y represión, el nieto del dictador arma performance desde piscinas vacías, como si el desastre no tuviera nada que ver con él. Pero no se engañe nadie: Sandro no es el bufón, es el síntoma de un sistema que hace rato perdió el rumbo… y el respeto.