En una nueva escalada que prende fuego al ya caldeado panorama del Medio Oriente, Irán lanzó este lunes varios misiles contra bases militares de Estados Unidos, en represalia directa por los recientes bombardeos norteamericanos a instalaciones nucleares iraníes. Así lo confirmaron a Axios fuentes israelíes y árabes que pidieron mantener el anonimato.
Al menos diez misiles fueron disparados hacia territorio catarí, y otro más habría sido dirigido a Irak, en lo que parece ser una respuesta contundente de Teherán a la creciente presión militar estadounidense. En Doha, capital de Catar, se escucharon fuertes explosiones, mientras en redes sociales se multiplicaban los videos mostrando a los sistemas de defensa aérea activándose en plena noche.
El régimen iraní no se quedó callado. Un portavoz militar dejó claro que las acciones de Washington han ampliado “el alcance de los objetivos legítimos” de sus fuerzas armadas. En tono desafiante, lanzó un mensaje directo a Donald Trump: “Usted podrá haber empezado esta guerra, pero nosotros seremos quienes la terminemos”.
La Casa Blanca confirmó que estaban al tanto de “posibles amenazas” contra la base aérea de Al Udeid, el mayor enclave militar estadounidense en Medio Oriente. Aunque ya habían evacuado parte del personal y equipos, el nerviosismo no se disimula. Trump tenía pautada una reunión de emergencia con su equipo de seguridad nacional a la 1:00 p.m. (hora del Este), y ya había advertido que cualquier represalia sería respondida con aún más fuerza.
Catar cierra su espacio aéreo mientras el miedo se apodera de Doha
En medio de la tensión, el gobierno catarí no perdió tiempo y cerró temporalmente su espacio aéreo, aduciendo razones de seguridad y protección para sus ciudadanos y visitantes. Aunque no mencionaron directamente los ataques recientes, es evidente que la medida forma parte de una estrategia para evitar males mayores.
Las embajadas de Estados Unidos, Reino Unido y China no se quedaron atrás y recomendaron a sus ciudadanos en Doha que se refugiaran, lo cual desató un efecto dominó en universidades y centros laborales. Varias instituciones académicas con presencia en Catar, como Texas A&M, Georgetown y Northwestern, suspendieron actividades presenciales, mientras que la American School cerró completamente, a pesar de estar en receso escolar.
Al Udeid, la joya militar del Pentágono en el Golfo, alberga a unos 10,000 soldados estadounidenses y funge como centro de operaciones del Mando Central. Sin embargo, la presencia de esa base también convierte a Catar en un blanco tentador en medio de este ajedrez de fuego.
Según fuentes del gobierno estadounidense citadas por Reuters, un nuevo ataque iraní contra intereses norteamericanos podría producirse en cuestión de horas. Y aunque las autoridades cataríes insisten en que la situación “permanece estable”, la realidad sobre el terreno parece decir otra cosa: hay alerta máxima en el aire.
Un conflicto que puede salpicar al mundo entero
Este episodio no es un simple cruce de fuego. Lo que se juega aquí va más allá de misiles y advertencias. Estados Unidos, ese mismo que se vende como defensor de la libertad, continúa alimentando guerras lejanas mientras el régimen cubano aplaude desde la grada, ansioso por aprovechar cualquier grieta que debilite al “enemigo imperialista”.
Pero no nos engañemos: en esta partida geopolítica, los pueblos son quienes pagan los platos rotos. Mientras los poderosos juegan al ajedrez con misiles y bases militares, millones de personas viven bajo la sombra de la guerra. Y en el caso de Cuba, no hay que olvidar que el castrismo lleva décadas respaldando regímenes autoritarios como el iraní, en una alianza de conveniencia que nada tiene que ver con la defensa de los pueblos.
La tensión va en aumento, y el mundo entero está mirando. Pero en medio del humo y las explosiones, sigue siendo imprescindible recordar quiénes son los verdaderos responsables de sembrar el caos.