La pesadilla del Servicio Militar Obligatorio en Cuba vuelve a salir a flote, esta vez gracias a un video que ha incendiado las redes sociales. En las imágenes, grabadas en lo que sería una unidad de infantería en San José, se ve a un joven recluta siendo forzado a hacer cuclillas mientras carga un peso exagerado sobre los hombros, en una escena de abuso físico que no deja lugar a dudas sobre el maltrato dentro del Ejército.
Quien haya pasado por el Servicio Militar en Cuba sabe que esto no es un caso aislado, sino una muestra del infierno real que viven miles de jóvenes. Así lo denunció el periodista independiente Magdiel Jorge Castro, quien compartió el video en su perfil de X (antes Twitter), dejando claro que lo que se ve ahí es solo la punta del iceberg.
“Eso es normal ahí, ese tipo es un abusador”, comentó un usuario anónimo que asegura haber compartido unidad con el oficial en cuestión. Aunque no recuerda su nombre, sí confirma que el militar era conocido por su sadismo y afán de humillar soldados como si fueran objetos.
Un joven empujado, humillado y casi muerto
El humorista Andy Vázquez, otro rostro conocido del exilio cubano, también reaccionó con fuerza ante el video. En su cuenta de Instagram advirtió que el soldado pudo haberse matado tras el empujón que se ve en las imágenes. “Ese HP tiene que pagar, alguien lo conoce, vamos a hacerlo famoso”, escribió indignado.
Y es que el abuso en el Ejército cubano no es solo psicológico ni simbólico, es físico, real y muchas veces mortal. No por gusto, los suicidios entre reclutas siguen en aumento, como denuncian activistas y familiares cada vez más desesperados.
Tragedias que no cesan y un sistema que calla
Lo de San José se suma a una lista negra de horrores. En mayo pasado, dos jóvenes murieron tras ser embestidos por una guagua en la Zona Especial del Mariel, mientras cumplían con el dichoso “deber” militar. Por supuesto, el régimen se tragó la lengua y no dio explicaciones.
Ese mismo mes, en la prisión de Ariza, Cienfuegos, otro joven llamado Léster Álvarez se quitó la vida en medio del aislamiento y la presión de un entorno infernal. Pero ni la prensa oficial ni el Ministerio de las Fuerzas Armadas dijeron una palabra.
Y cómo olvidar el caso de Adrián Rodríguez García, quien, tras terminar sus dos años obligatorios, fue retenido en la unidad “por si acaso”. Salió una tarde con permiso, pero nunca regresó. Fue atropellado y muerto, y mientras su familia se deshacía en dolor, la unidad militar se lavó las manos y dijo que el joven se había fugado. El conductor, sin licencia, apenas recibió cinco años y ocho meses de cárcel, y ningún oficial fue investigado.
Campañas contra el Servicio Militar, cada vez con más fuerza
La indignación crece. Y más desde el incendio de los supertanqueros en Matanzas, cuando el Estado cubano sacrificó a jóvenes inexpertos, muchos de ellos reclutas, sin preparación ni equipos adecuados. Cuatro de ellos murieron calcinados, mientras Díaz-Canel y compañía hablaban de “valentía revolucionaria”.
Fue ese crimen, cometido en nombre de la patria, lo que despertó a miles de familias cubanas, que hoy alzan la voz contra la esclavitud del Servicio Militar.
Porque no se trata de disciplina ni de formación. Se trata de un sistema podrido, que maltrata, humilla y condena a nuestros jóvenes al abandono, la violencia y, en muchos casos, a la muerte. Y mientras tanto, el régimen calla, encubre y sigue forzando a los muchachos a vestir un uniforme que más que orgullo, representa miedo y sumisión.