En Cuba se puede sobrevivir sin leche, sin pan y hasta sin corriente… pero ¿también hay que hacerlo caminando entre aguas negras? Lo que está ocurriendo en Casino Deportivo, un barrio del municipio Cerro en La Habana, es una mezcla de película de terror y negligencia institucional nivel récord.
Imagina esto: niños en uniforme escolar esquivando charcos de excremento para poder llegar a clases. No es metáfora. Es la realidad literal de este vecindario, denunciada con crudeza por el periodista Fernando Ravsberg, quien no se mordió la lengua y soltó lo evidente: “El barrio se está hundiendo en la mierda, literalmente”.
Sí, en pleno 2025, en la capital del país, un barrio entero está sumido en aguas residuales y pestilencia sin que nadie le ponga el cascabel al gato.
El salidero está aprobado… pero trabado
Según Ravsberg, ya hay un proyecto listo para resolver la situación. Pero —porque siempre hay un “pero” en Cuba— la empresa Aguas de La Habana asegura que otra institución estatal no identificada se opone a que se haga la obra. ¿Qué significa esto en cubano? Que los papeles están dando más vueltas que un cubano buscando leche, mientras el barrio sigue inundado de porquería.
Mientras los burócratas se tiran la papa caliente, los residentes viven entre el hedor, las infecciones potenciales y el miedo a que sus hijos se enfermen por caminar todos los días entre lo que nadie debería ni oler.
Imágenes que dan vergüenza
Las fotos publicadas por Ravsberg hablan por sí solas: charcos oscuros, nauseabundos, que cubren las calles y obligan a la gente a maniobrar como en un campo minado. No es exageración: es una de las tantas caras del abandono estatal que ya no sorprende, pero sigue indignando.
En redes sociales, muchos cubanos explotaron de rabia, exigiendo soluciones inmediatas y cuestionando cómo es posible que algo tan básico como el saneamiento no se resuelva ni con un plan ya aprobado.
Una crisis más grande de lo que parece
Esto no es un caso aislado. Según cifras oficiales, más de 173 mil personas en Cuba no tienen acceso a sistemas de saneamiento adecuados. Y si a eso le sumas un sistema de alcantarillado centenario y roto, el resultado es el desastre que vemos en barrios como Casino Deportivo.
Este problema no solo genera mal olor y asco. También ha provocado accidentes como el vuelco de un triciclo eléctrico, caídas de motoristas y niños atrapados en huecos llenos de aguas negras. Las alcantarillas abiertas son literalmente trampas mortales. ¿Y el gobierno? Bien, gracias.
Mientras tanto, los vecinos siguen luchando solos contra un sistema que parece más enfocado en discursos que en soluciones reales. Porque sí, la “Patria es humanidad”, pero parece que primero hay que cruzar varios ríos de mierda para llegar a ella.
