El flamante jefe de los CDR, ese mismo aparato de chivatería vecinal que tanto daño ha hecho en Cuba, se ha vuelto a colar en la controversia. Y no es para menos: Gerardo Hernández Nordelo, exespía y rostro visible de la represión disfrazada de “unidad revolucionaria”, se plantó esta semana en Italia, paseando como si no hubiera criticado al “continente fallido” hace apenas unas semanas.
Desde su cuenta en Facebook, el autoproclamado “Héroe de la República” compartió imágenes de su “programa de trabajo” en suelo europeo, invitado por la Asociación Nacional de Amistad Italia-Cuba. Pero más allá de los supuestos compromisos diplomáticos, lo que salta a la vista es la hipocresía descarada de quien lanza piedras desde su trinchera ideológica… y luego corre a disfrutar de las comodidades del mismo “enemigo”.
“Europa es un continente fallido”, escribió en abril el exagente, usando un apagón puntual en España y Portugal como excusa para burlarse del hashtag #CubaEstadoFallido, que miles de cubanos utilizan para denunciar los apagones interminables, la escasez de alimentos, la falta de medicinas y la represión de un régimen que él representa.
Pero ahora, sonriente en Roma, abrazado a figuras como Gianfranco Pagliarulo, presidente de la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI), Hernández no dice ni pío sobre los apagones en la isla. Ni una palabra sobre las madres que cocinan con leña, los hospitales sin luz o los niños que duermen sudando por falta de corriente. Su discurso de “resistencia” desaparece como por arte de magia cuando pisa suelo europeo.
¿Cinismo? No, lo siguiente
La activista Avana de la Torre fue una de las primeras en denunciar esta gira como una burla al pueblo cubano. En redes sociales cuestionó con fuerza que un funcionario de tan alto nivel, que vive del sudor ajeno, se dé estos lujos mientras millones de cubanos sobreviven con una libreta de racionamiento y la angustia del apagón diario.
Las imágenes del jefe de los CDR disfrutando de Roma han caído como una bofetada para quienes conocen en carne propia lo que significa vivir bajo vigilancia, chantaje político y represión diaria. ¿Cómo se puede sonreír tan tranquilo cuando tu país se cae a pedazos?
Y es que no estamos hablando de un simple diplomático. Gerardo Hernández dirige una estructura de control ciudadano que ha sido utilizada durante décadas para vigilar, intimidar y delatar a cubanos por sus ideas políticas. Esa misma red que ha sembrado el miedo en barrios enteros, hoy se da el lujo de viajar por Europa como embajador del fracaso castrista.
Mientras el pueblo sufre, los “héroes” vacacionan
Esta visita ha despertado un enorme rechazo, sobre todo entre la diáspora cubana, que no olvida que estos voceros del régimen —aunque intenten disfrazarse de representantes del pueblo— no sufren los apagones, ni hacen colas, ni viven con miedo.
Al contrario: se suben a un avión, disfrutan del capitalismo europeo, comen bien, y vuelven a la isla a decir que todo está perfecto… mientras el pueblo se apaga en la oscuridad.
Gerardo Hernández no fue a Europa a representar a Cuba. Fue a representar al cinismo institucionalizado del castrismo: ese que, mientras reparte consignas, se da la buena vida con total descaro.