En el universo del arte cubano, hay historias que conmueven más allá de los aplausos y los escenarios. La actriz Zajaris Fernández, una de esas figuras que ha sabido ganarse el cariño del público, abrió su corazón como nunca antes y soltó una confesión que hizo temblar a más de uno. Durante una charla sincera en el podcast Esto no es un Podcast, Zajaris se quebró emocionalmente al recordar el momento más triste de su vida: dejar Cuba.
No fueron solo palabras. Su rostro lo decía todo. Entre lágrimas y con la voz entrecortada, soltó: “Chico, yo creo que el momento más triste que he tenido en mi vida fue cuando me fui de Cuba. Me sentí triste, sí. Me quería ir, pero uno se quiere ir porque uno sabe que hay un mundo por ahí que ni siquiera te imaginas”. Y es que a veces el deseo de avanzar se mezcla con un dolor que no siempre se está preparado para enfrentar.
Zajaris tenía 24 años cuando hizo las maletas con más ilusiones que certezas. Su partida estuvo marcada por la esperanza de una vida mejor, pero también por un sentimiento de desarraigo que, como ella misma dice, sigue doliendo incluso hoy. “Tú piensas también que vas a llegar a un lugar donde vas a vivir las cosas de otra forma. Porque el que vive en Cuba vive en dictadura. La gente que vive en dictadura ignora todo, todo”.
Como muchos cubanos que se lanzan al yuma con sueños gigantes, Zajaris reconoció que también cayó en la creencia de que en el extranjero la vida era fácil, casi mágica. “Uno piensa cuando vive en Cuba que en el yuma el dinero se da en las matas, en los chicles. Eso es lo que uno cree. Y después cuando vienes, te toca el proceso de chocar con lo que es la vida”.
Y quizás lo que más le dolió no fue lo que encontró al llegar, sino lo que dejó atrás. “Yo no vine chiquita. Yo tenía un esposo, yo estaba casada, tenía una perra. Yo me acuerdo cómo la dejé y todo. Y cuando piensas en ese momento…”, contó con la voz quebrada y los ojos llenos de recuerdos. Porque irse no es solo cruzar una frontera, es partirse por dentro.
Aun así, Zajaris también encontró fuerza en el camino. Porque como buena guerrera, supo transformar el dolor en impulso. “Empiezas a saber que cuando trabajas y te esfuerzas, tienes hasta donde tú quieras. No tienes límites. Pero imagínate desarraigarte”.
La historia de Zajaris es la de miles. La de quienes se van con el corazón en la maleta y el alma partida. Y aunque el éxito toque la puerta, hay heridas que no cierran del todo. Pero también hay esperanza, crecimiento y una certeza poderosa: lo que se lucha, se valora mil veces más.