El actor cubano Andy Vázquez, popular por su personaje de Facundo Correcto en «Vivir del Cuento», volvió a sacudir las redes este lunes con una imagen que duele más que mil discursos. En la foto, una familia cubana —con al menos un niño a la vista— duerme en el balcón de su casa, tratando de escapar del infierno que se vive cada noche con los interminables apagones.
Desde su exilio en Estados Unidos, Andy compartió la escena en su perfil de Facebook con un mensaje que lo dice todo: “Esto parte el alma. Cuba 2025 y Canel preocupado por el Medio Oriente”. Una frase cargada de rabia y de verdad, que refleja el sentir de millones de cubanos: un país al borde del colapso y un gobierno más pendiente de quedar bien en foros internacionales que de resolver la miseria que lo rodea.
El pueblo en la intemperie, mientras el régimen sigue en su burbuja
La publicación provocó una ola de comentarios que no tardaron en convertir la imagen en símbolo de la desesperanza. Varios internautas recordaron con amargura los días más oscuros del Período Especial. Como escribió una usuaria, “me recuerda los 90… en mi cuadra dormíamos en las placas bajo el sereno. Y eso no es comparable con la Cuba de hoy”. Porque la verdad es que ahora todo es peor: menos comida, menos luz, más represión.
Otra cubana apuntó con dolor que “a eso hay que sumarle el hambre y la falta de medicamentos”, mientras alguien más denunciaba lo que ya todos saben pero pocos en el poder quieren oír: “La hipocresía más grande del mundo está en este gobierno, muy preocupados por los problemas del mundo entero, mientras su propio país se cae a pedazos por sus malas decisiones”.
La gente lo resume sin rodeos: niños, ancianos y embarazadas durmiendo entre mosquitos y sudor, para al día siguiente ir a la escuela o al trabajo con lo que haya —si es que hay algo. La escena se repite por toda la isla, de oriente a occidente, y lo más doloroso es que ya ni siquiera sorprende.
El balcón, la placa o la acera: el nuevo dormitorio del cubano
Y no es un caso aislado. El joven realizador guantanamero Daniel Ross Diéguez también alzó la voz y contó que lleva casi un mes haciendo camping obligado en la placa de su casa. A oscuras, entre zancudos, calor y hasta el polvo del Sahara. Así es como se sobrevive hoy en Cuba, con el cielo como techo y sin ninguna esperanza en el horizonte.
En pleno siglo XXI, mientras el mundo avanza, en la isla la gente duerme en los balcones. ¿Hasta cuándo el pueblo va a seguir pagando con sudor y lágrimas los caprichos y errores de una dictadura? Porque no hay excusas ni bloqueos que justifiquen tanto abandono, tanta indiferencia y tanta miseria.
Y mientras el régimen mira para otro lado, el cubano —el de a pie, el de verdad— se las ingenia para sobrevivir. Aunque eso signifique convertir un balcón en cuarto, una placa en colchón y una noche de apagón en otra jornada de lucha.