En Cuba, donde la creatividad es un ingrediente más en la cocina, una joven pinareña ha revolucionado TikTok mostrando cómo su mamá prepara un pez perro empanizado… en una cocina improvisada de carbón, como quien dice, con lo que hay. El video, grabado en Sandino, Pinar del Río, no solo ha tocado fibras, sino que ha abierto los ojos de muchos sobre cómo se sobrevive y se cocina con dignidad en medio de tantas carencias.
La protagonista del video es la usuaria @karen_glln, quien acompañó su publicación con una frase sencilla pero poderosa: “Cocinando con mi mamá pd: cocina improvisada”. Y es que lo que para muchos puede parecer un simple almuerzo, para otros es un ejemplo de lucha diaria, amor familiar y pura inventiva.
En las imágenes, se ve a la madre al mando del fogón, preparando el pescado con calma, como quien sabe exactamente cómo lograr que algo tan simple sepa a gloria. Sin gas, sin horno moderno, sin freidora de aire. Solo carbón, una sartén, y esa magia que tienen las manos de las madres cubanas.
Lo más impresionante no fue solo la receta, sino la pregunta que más de uno se hizo: ¿y de dónde sacaron ese pescado? Porque, con la escasez alimentaria en Cuba, tener un pez perro en la mesa parece casi milagroso. Pero la respuesta fue sencilla y directa: “Ventajas de vivir en un puerto pesquero”, respondió la madre, con ese toque de picardía criolla.
Además, la mujer explicó que la receta se puede hacer con cualquier tipo de condimento que haya por casa. Nada de ingredientes gourmet. Aquí lo que manda es el “aquí resolvemos”, como dirían muchos en la isla. Sazón al gusto, adaptado a lo que aparezca, y punto.
Más allá del sabor, el video se volvió viral porque refleja una realidad que viven a diario miles de familias en los rincones rurales de Cuba. Cocinas hechas con latones, fogones de leña o carbón, utensilios reciclados y mucho amor. Porque en esa escasez, hay tradición, resistencia y sabor de verdad.
Mientras unos hacen recetas virales con trufas y aguacates de supermercado, esta madre pinareña demuestra que no hay ingrediente más poderoso que la voluntad de alimentar con cariño y creatividad. Y sí, lo más seguro es que ese pez perro sabía a gloria bendita.