Con orejas de Minnie, sonrisota de oreja a oreja y el icónico castillo de fondo, Rachel Arderi, una de las influencers cubanas más queridas del momento, vivió una experiencia que le tocó el alma: visitar Disney con su familia. El paseo, que podría parecer algo común para muchos, significó todo para ella. Porque cuando vienes de donde hay tan poco, hasta la fantasía se convierte en lujo.
“Mi niña interior siempre soñó con estar aquí”, escribió emocionada Rachel en sus redes, mientras compartía imágenes del viaje junto a su esposo, el reguetonero Oniel Bebeshito, sus dos hijos y su madre. Un viaje familiar cargado de simbolismo, nostalgia y mucha ternura.
“Para algunos esto puede parecer una bobería, pero para una niña criada sin tantas posibilidades, esto significa mucho”, confesó, dejando claro que no se trataba de una simple visita a un parque de diversiones, sino de cerrar una herida antigua. De sanar la infancia desde la adultez.
Y como si la emoción no bastara, en una de sus historias se pudo ver a su mamá llorando durante un espectáculo del parque. Rachel, con la sensibilidad que la caracteriza, no dudó en comentar entre risas: “Mamá es como yo… bueno, yo como ella. Demasiado sensibles”. Fue un momento que derritió a sus seguidores, quienes se volcaron a apoyarla con mensajes de cariño.
Pero quizás lo más poderoso de todo fue su reflexión al final del día: “Hoy estoy aquí, con mis dos hijos en brazos, dándoles lo que a mí no me pudieron dar… y eso me hace tan feliz”. Una frase que tocó fibras, porque detrás del maquillaje, los filtros y las marcas, está una madre cubana que no olvida lo duro que fue crecer con carencias y que ahora celebra poder ofrecerle a su familia lo que ella solo soñó.
Rachel también dejó un deseo lleno de luz: “Ojalá todos los padres como nosotros puedan hacerle realidad los sueños a sus niños”. Palabras que resonaron entre cubanos de aquí y de allá, porque si algo duele en esta isla partida en dos, es ver cómo el futuro de muchos niños depende de si sus padres lograron escapar o no del desastre.
Hoy, más allá de la foto perfecta o los likes, lo que Rachel nos recordó es que los sueños sí se pueden cumplir… pero no desde una libreta de racionamiento. Porque mientras ella pasea por Disney con su familia, muchas otras madres en Cuba no saben ni cómo van a resolver el desayuno del lunes.
Y eso también hay que contarlo. Porque si bien la alegría ajena no debe doler, tampoco puede tapar la verdad: en la Cuba de hoy, solo unos pocos pueden hacer realidad esos sueños que para la mayoría siguen siendo puro cuento de hadas.
