En medio del hambre, la desesperanza y el apagón económico que azota a Cuba, al régimen no se le ocurrió mejor idea que montar su show propagandístico de todos los días en un platanal. Así mismo: este martes, la famosa Mesa Redonda se transmitió desde los campos de la Empresa Agropecuaria La Cuba, en Ciego de Ávila, como parte de una nueva estrategia de teatro mediático, esta vez bajo el lema triunfalista de “¡Sí se puede!”.
Mientras en las calles la gente se mata por un racimo de plátanos y los salarios no alcanzan ni para una croqueta, en ese campo perfectamente “arreglado para la ocasión” se vendía una imagen de abundancia que más bien parecía sacada de un folleto turístico, no de la Cuba real.
Un espectáculo para maquillar el desastre
Durante más de una hora de programa, desfilaron por cámara los directivos de la empresa agrícola, el presidente de la CPA Paquito González y hasta el mayor productor de plátanos del país. Todos con guayabera bien planchada y discurso aprendido, repitiendo como papagayos las supuestas “transformaciones” del polo productivo.
Pero mientras ellos hablaban de rendimientos y logros, el país entero sigue enfrentando una de las peores crisis alimentarias en décadas, con mercados vacíos y ollas apagadas en miles de hogares cubanos.
La transmisión, como siempre, se regó por todos los canales del aparato de propaganda: Cubavisión, Canal Caribe, Radio Rebelde y plataformas digitales. Pero lo que muchos vieron no fue un ejemplo de “compromiso con el pueblo”, sino otro capítulo del show descarado del castrismo, esta vez con matojo incluido.
La escenografía del cinismo
Nada fue casual. Que el set del programa se haya plantado en medio de un platanal es una jugada simbólica: quieren que el cubano vea verde donde solo hay gris. Pero ese decorado no tapa la realidad de un pueblo exhausto, con los estómagos vacíos y las esperanzas por el piso.
Desde hace años, la Mesa Redonda dejó de ser un espacio informativo para convertirse en el púlpito del régimen, desde donde se intenta justificar lo injustificable y tapar con discursos la ruina cotidiana.
Randy compra pan gourmet mientras los presos mastican basura
Y como para rematar la doble moral del sistema, mientras los presos políticos en cárceles como La Pendiente, en Villa Clara, sobreviven con panes duros como piedras, pescado podrido y viandas crudas, el conductor de la propia Mesa Redonda, Randy Alonso Falcón, fue visto comprando en la panadería Aceña, una cadena privada de lujo en La Habana, donde un simple pan puede costar hasta 280 pesos.
Así va la cosa en Cuba: el pueblo haciendo cola por migajas, y los voceros del sistema, disfrutando los privilegios del poder. Mientras la mesa del cubano está más vacía que nunca, la Mesa Redonda sigue montando su circo, ahora rodeado de plátanos.
