Con las puertas hacia Estados Unidos cada vez más cerradas y el panorama migratorio más enredado que un plato de espaguetis, muchos cubanos están volteando la mirada hacia otros destinos. Uno que se ha vuelto cada vez más popular es Nicaragua, gracias a su política de libre visado y a que, al menos por ahora, hablar español no es un lujo, sino un alivio.
Ante la lentitud del proceso de reunificación familiar, la desaparición del parole y el estancamiento de la app CBP One, cada vez más cubanos optan por rutas alternativas, como España mediante la Ley de Nietos, Uruguay con su comunidad establecida y condiciones favorables, o incluso Brasil y Guyana. Pero Nicaragua ha tomado protagonismo por ofrecer cierta estabilidad, costos de vida más bajos y menos trabas para establecerse legalmente.
De hecho, no son pocos los cubanos que, en su travesía hacia el norte, decidieron echar raíces en suelo nica, y hoy tienen pequeños negocios que les dan de comer, algo que ya no podían lograr en la isla del “sálvese quien pueda”.
Residencia temporal en Nicaragua: el primer paso para legalizarse
Para quienes se animan a probar suerte en Nicaragua, obtener la residencia temporal es el camino más directo para empezar una nueva vida con papeles en regla. No es que sea un paseo por el parque, pero es viable, especialmente comparado con el vía crucis burocrático cubano.
El trámite arranca con el formulario de solicitud, que cuesta apenas 3 dólares, y una carta formal a la Dirección General de Migración y Extranjería explicando por qué deseas residir allí. En esa carta hay que decir, con sinceridad o estrategia, por qué Nicaragua te parece mejor opción que el desastre que dejaste atrás.
Además, es necesario presentar tu pasaporte vigente por al menos seis meses, un par de fotos tamaño pasaporte, y documentos clave como tu certificado de antecedentes penales, acta de nacimiento, y en caso de tener otra nacionalidad, también tu certificado de naturalización.
Todo eso debe estar bien legalizado: apostillado o autenticado, dependiendo de si lo haces desde Cuba o desde otro país. También necesitas un certificado de salud que pruebe que estás bien físicamente para residir allá. Y claro, todo traducido al español si no lo está ya, y validado por notario público o traductor autorizado.
El proceso no es eterno, pero hay que tener paciencia
Una vez entregado todo, el trámite demora entre uno y dos meses para recibir la cédula de residencia temporal, la cual tiene una vigencia de un año. Aunque el proceso es presencial, se puede hacer con cierto orden y sin las mil trabas típicas que conocemos en Cuba.
Es importante recordar que hay que pagar tasas migratorias adicionales, así que conviene informarse bien sobre los montos actualizados y las formas de pago antes de meterse de lleno en el papeleo.
Por suerte, hay vuelos directos desde La Habana a Managua con Conviasa, lo que hace el traslado más sencillo y directo para quienes toman la decisión de dejarlo todo atrás y buscar una vida más digna.
Nicaragua no es el paraíso, pero al menos es una salida
Nadie dice que emigrar sea fácil, pero en la situación actual de Cuba, vivir en Nicaragua puede ser un respiro frente al asfixiante control, la escasez y el apagón constante. Muchos cubanos que llegaron allá con lo puesto, hoy se buscan la vida con trabajo, con ganas y con libertad.
Y mientras el régimen cubano se preocupa por reprimir, censurar y encarcelar a su gente, en otros rincones del mundo, la vida sigue, con oportunidades modestas pero reales. Porque a fin de cuentas, lo que quiere el cubano de a pie no es más que eso: vivir, trabajar y respirar sin miedo. Y si en Cuba no se puede, Nicaragua, aunque lejos del ideal, se convierte en refugio para muchos.