La vida a veces regala momentos que acarician el alma. Así le sucedió a Miriam Mier Vidal, una de las grandes actrices del panorama artístico cubano, quien fue sorprendida por un gesto que dice más que mil discursos: un cubano de buen corazón le regaló un andador para ayudarla a moverse con mayor facilidad.
La escena, tan sencilla como conmovedora, fue compartida en redes sociales por Elio Lázaro García Noa, quien llegó hasta la bodega “La Victoria”, en la esquina de D y 27 en El Vedado, para entregarle personalmente el regalo a esta figura entrañable de la televisión cubana.
“Hoy fue sorprendida con un regalo muy necesario para su condición actual de salud”, escribió Elio junto al video que muestra el instante exacto en que Miriam, emocionada y agradecida, se apoya en su nuevo andador y camina con renovado alivio por el centro de la calle.
Con su elegancia intacta, la actriz —que marcó a generaciones con su voz y presencia— no tardó en responder con una sonrisa que lo decía todo: “Muy agradecida. Verdadero placer, gloria a Dios”, murmuró con ternura.
Miriam Mier es un nombre que resuena con cariño en la memoria colectiva del pueblo cubano. Su carrera sólida y brillante en la radio y la televisión la convirtió en una de las intérpretes más queridas del país. Muchos aún la recuerdan por su protagónico en la serie “Para empezar a vivir”, un clásico de los años 80 donde encarnaba a una agente de la Seguridad del Estado, personaje que la lanzó al estrellato en una época donde la pantalla chica era el alma de la casa.
En 2019, el país la reconoció con el Premio Nacional de Televisión, galardón que compartió con otros grandes del gremio como Odalys Fuentes, Frank González y Mario Balmaseda. Sin embargo, como tantos artistas cubanos de antaño, el brillo de los premios no alcanza para aliviar las sombras del olvido, y mucho menos las carencias cotidianas.
Hoy, alejada de los focos y enfrentando las inevitables limitaciones físicas que trae la edad, Miriam se mantiene de pie —literalmente— gracias al apoyo de personas como Elio Lázaro, que sin esperar nada a cambio dan un paso al frente para honrar a quienes sembraron arte y cultura en esta isla desmemoriada.
Porque este andador, más que un instrumento, es un símbolo de respeto, de justicia emocional, de agradecimiento real en medio de tanto abandono oficial. Es el recordatorio de que el pueblo no olvida a los suyos, aunque el sistema los arrincone.
Y ahí está Miriam, caminando firme, con dignidad, por las mismas calles donde un día fue reconocida y hoy solo algunos, los que tienen corazón, se atreven a devolverle un pedacito de todo lo que ella nos regaló desde la pantalla.