En un movimiento que sacudió los cimientos del castrismo, Donald Trump volvió a plantarse firme contra el régimen cubano, esta vez firmando un nuevo memorando presidencial que revienta de un golpe limpio las tibias flexibilizaciones que había introducido Joe Biden.
La exclusiva fue adelantada por la agencia Reuters, citando a una fuente de la Casa Blanca que, por razones obvias, pidió mantenerse en el anonimato. Y es que el documento no tiene desperdicio: prohíbe el turismo estadounidense a la isla, blinda aún más el embargo económico y manda al olvido cualquier intento de normalizar relaciones con una dictadura que sigue sin mostrar el más mínimo cambio hacia la democracia.
Trump vuelve a su estilo: mano dura, cero cuentos
Según detalla el texto oficial, publicado en el sitio web del gobierno estadounidense, la política hacia Cuba da un giro radical, regresando a la línea firme del primer mandato de Trump. La intención, según explican, es desmontar todas esas prácticas que solo sirvieron para llenar los bolsillos de la cúpula militar cubana, mientras el pueblo sigue pasando hambre, calor y apagones.
Y no se andan por las ramas: todas las transacciones con entidades controladas por el ejército cubano quedan prohibidas, especialmente con GAESA, el pulpo económico que maneja desde hoteles hasta tiendas en MLC, pasando por bancos, aeropuertos y hasta el ron.
La única excepción será para operaciones que beneficien directamente al pueblo cubano o estén alineadas con los intereses estratégicos de EE. UU. El resto, ni un kilo más para el aparato represor del régimen.
No más turistas americanos para engordar al castrismo
Uno de los puntos más contundentes del memorando es el veto total al turismo estadounidense en Cuba. Ya no bastará con evitar los hoteles de GAESA. Ahora, la orden es clara: turismo prohibido, y punto.
Las agencias tendrán que someterse a auditorías periódicas y guardar todos los registros de viaje por al menos cinco años. El objetivo es cortar por lo sano cualquier intento de disfrazar el turismo con “intercambios culturales” que, al final, solo sirven para engordar las cuentas del poder.
El embargo no se toca y la ONU que diga misa
El documento también deja claro que el embargo económico sigue siendo una herramienta legítima para presionar al régimen cubano. Nada de ceder ante presiones internacionales ni caer en discursos vacíos en Naciones Unidas.
Desde Washington se insiste: sin libertad, sin derechos, sin democracia real, no hay nada que negociar.
Apoyo al pueblo cubano, no a sus verdugos
El nuevo enfoque también reafirma el respaldo a la sociedad civil. Se trata, según explica el memorando, de apostar por el acceso libre a internet, el fortalecimiento de la prensa independiente y el apoyo a emprendedores no controlados por el Estado.
Además, la directiva exige un monitoreo permanente de las violaciones a los derechos humanos en Cuba: desde las detenciones arbitrarias hasta la represión contra activistas, religiosos, periodistas y cualquiera que se atreva a levantar la voz.
Nada de “Pies secos, pies mojados”… ni impunidad para fugitivos
Otro punto que se mantiene es la eliminación definitiva de la política de “Pies secos, pies mojados”, considerando que incentivaba la migración ilegal y ponía vidas en peligro.
Y como remate, Trump ordenó la creación de un informe actualizado sobre fugitivos estadounidenses que el régimen cubano protege o se niega a extraditar, lanzando una fuerte crítica a la falta de cooperación judicial por parte de La Habana.
Un mensaje alto y claro: con la dictadura no hay trato
Con este memorando, Trump deja claro que el apoyo de Estados Unidos será siempre para el pueblo cubano, no para quienes lo esclavizan. No hay espacio para ambigüedades ni para gestos simbólicos sin consecuencias reales.
En tiempos donde la dictadura sigue negando lo evidente y apretando aún más al cubano de a pie, esta nueva postura desde Washington marca un regreso al enfoque que muchos en el exilio aplauden: firmeza, presión y cero tolerancia. Porque mientras en Cuba todo sigue cayéndose a pedazos, lo último que se puede permitir es seguir financiando al verdugo.
