El actor cubano Alejandro Cuervo volvió este martes a La Habana, tras una gira por Estados Unidos que dejó más controversias que aplausos, sobre todo entre los cubanos del exilio en Miami que no le perdonan sus ambigüedades.
Al pisar suelo cubano, en el Aeropuerto Internacional José Martí, Cuervo fue recibido por el equipo de La Familia Cubana, a quienes les confesó sentirse “como en casa”, con esa calma estudiada que algunos llaman diplomacia y otros, oportunismo.
Cuando le preguntaron cómo le fue en el viaje, soltó sin titubeos: “Muy bien, espectacular, de película”, dejando ver que, al menos en lo personal, disfrutó la escapada. Pero al hablar de un posible regreso a EE.UU., se fue por la tangente: “Dios lo dirá”, como quien no quiere cerrarse ninguna puerta.
Del “sí se puede” a la tormenta de críticas
Durante su paso por Miami, Cuervo dio varias declaraciones que prendieron las redes como yesca seca. En una entrevista con el periodista Javier Díaz, el actor defendió su visita a la ciudad del sol diciendo que “en Cuba nadie le dice lo que tiene que decir”, pero que allá, al parecer, lo estaban esperando con una “consigna”. Un comentario que no cayó bien entre quienes viven en carne propia lo que significa alzar la voz en la isla.
También dejó claro que, por ahora, no tiene planes de quedarse a vivir en Estados Unidos, y su regreso a la Isla parece confirmarlo, aunque las puertas del norte —como él mismo dijo— se las deja abiertas al “destino”.
En otro espacio, el programa “Destino Tolk”, Cuervo tocó un punto sensible: aseguró que su éxito en Cuba es fruto de su esfuerzo, no de favores ni vínculos con el gobierno. Una afirmación que muchos consideran poco creíble, sabiendo cómo se mueven los hilos del “arte revolucionario”.
Pero lo que más molestó fue su frase: “En Cuba sí se puede echar pa’ lante”. Esa frase, pronunciada desde el privilegio de quien puede viajar, montar negocios y vivir sin las carencias del cubano de a pie, encendió una nueva tormenta entre los que han tenido que abandonar todo para simplemente sobrevivir.
Luces, cámaras… ¿y contradicciones?
Mientras se desataban las críticas, el actor seguía subiendo fotos a Instagram, disfrutando de su paseo por Miami y Nueva York. Musicales en Broadway, calles iluminadas y sonrisas bien filtradas contrastaban con el descontento que hervía en los comentarios.
Alejandro Cuervo intenta mantenerse en una línea neutral, pero en un país donde la neutralidad ha sido secuestrada por la complicidad, esa pose tibia es difícil de sostener. Los cubanos en el exilio —que han pagado caro cada paso que dan— exigen claridad, no rodeos.
Y mientras él sonríe y dice que en Cuba “sí se puede”, millones se preguntan: ¿pa’ lante quién, Alejandro? ¿Tú o los que llevan años luchando con el plato vacío y el pasaporte trabado?
Porque en Cuba, eso de echar pa’ lante es un lujo reservado para los que tienen padrinos o micrófonos. El resto, sigue esperando que Dios —o la historia— les abra otra puerta.
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