Desde su nueva vida en Miami, la modelo e influencer cubana que ha venido robándose todas las miradas en redes sociales dejó bien claro que no está en el negocio del contenido para adultos, pese a lo que muchos curiosos pudieran imaginar.
A través de un video corto, con música divertida de fondo y una sonrisa pícara, la joven respondió sin rodeos a la pregunta de un seguidor: “¿Tienes OnlyFans?”. Su respuesta fue un “¡No tengo!” tan contundente como transparente, cerrando el tema sin darle chance a especulaciones.
Y aunque OnlyFans es una plataforma que se promociona como un espacio para creadores de todo tipo —desde rutinas de ejercicios hasta tutoriales de maquillaje—, la realidad es que la gran mayoría de su contenido gira alrededor de lo sexual, lo explícito y lo caliente. Tanto así que ya muchos la ven como la vitrina moderna del erotismo digital.
Pero esta influencer, conocida por su elegancia, su carrera como actriz —incluyendo su papel en la serie Hidroelia— y su matrimonio con el cantante cubano Eddy Borges, prefiere mantenerse lejos de ese mundo. Al menos por ahora, su foco parece estar en construir una imagen sólida y familiar, sin recurrir a desnudos ni estrategias subidas de tono para ganar seguidores o ingresos.
En contraste, muchos otros sí han encontrado en OnlyFans una fuente de billetes que deja boquiabierto a más de uno. Según quienes usan la plataforma con contenido adulto, el atractivo está en la libertad creativa y el control sobre su imagen, algo que difícilmente ofrecen las agencias tradicionales o la industria porno.
Y no es un fenómeno aislado. Miami, donde reside la influencer, ha sido nombrada la capital mundial de OnlyFans, con más de 5.000 creadores registrados hasta finales de 2023. Un dato que no sorprende, si se tiene en cuenta el furor que ha despertado esta plataforma entre quienes buscan monetizar su sensualidad sin jefes ni horarios.
A nivel global, se estima que alrededor de tres millones de personas generan ingresos en OnlyFans, y según estudios, el 95% del contenido disponible es para adultos. Es un universo paralelo que genera millones, rompe tabúes y alimenta debates, pero también abre una brecha sobre el tipo de exposición al que muchas figuras públicas se enfrentan solo por su apariencia física o estilo en redes.
En un contexto donde el cuerpo se ha vuelto moneda de cambio y la sexualidad un recurso de marketing, esta influencer cubana demuestra que no todo lo sexy tiene que ir acompañado de suscripción mensual. Y con un simple “no tengo”, deja bien claro cuál es su límite, sin perder el toque ni la elegancia.