La historia de Ashley López, una joven de Santiago de Cuba, resume perfectamente el nivel de abuso que sigue cometiendo ETECSA con total impunidad. El lunes 23 de junio, su hermana desde el extranjero le envió una recarga internacional. Todo parecía en orden. Ashley recibió el SMS de confirmación con la supuesta promoción: saldo triplicado y datos ilimitados de madrugada por 30 días. Pero dos días después, la realidad cambió como por arte de magia.
Un nuevo mensaje apareció en su celular, seco y sin vergüenza:
“Por errores en los sistemas, usted recibió una recarga internacional errónea. Su saldo será ajustado.”
Traducción: le desaparecieron el dinero sin más explicaciones.
Al marcar *222#, comprobó que su cuenta estaba en cero. Llamó al servicio al cliente, y como es costumbre en los servicios estatales cubanos, la solución fue que fuera “personalmente” a una oficina comercial. Sin rendición de cuentas, sin disculpas, sin respeto.
Ashley no se quedó callada. Lo denunció en redes, y ahí se destapó la caja de los truenos. Más de una docena de usuarios respondieron contando que vivieron lo mismo o algo peor. Uno de ellos, Arlish Martínez, relató que su recarga llegó el lunes a las 3:53 a.m., y el miércoles ya no quedaba ni un peso. En la oficina de ETECSA, el cuento fue el mismo: “no podemos hacer nada”.
Y entonces surge la gran pregunta que todos se hacen: ¿quién devuelve ese dinero robado?
Los casos se multiplican como hongos. Usuarios como Faraona Angels recibieron una miseria —360 pesos por una recarga de 26 euros—, y a otros como Vil Cent, además de quitarle 2.000 pesos, le inhabilitaron la línea. Ya van más de 20 personas afectadas, y eso solo en una publicación.
¿Estamos hablando de errores del sistema o de una estrategia bien pensada para seguir sacándole el jugo a los cubanos dentro y fuera de la isla?
Una operaria de ETECSA, contactada por CubaNet, achacó todo a un fallo del servidor. “Se puso saldo de más y luego se ajustó”, dijo como quien habla de cambiar un foco. Pero en el caso de Ashley, no hubo ni un centavo extra: recibió exactamente lo que pagaron por ella.
Todo esto ocurre mientras sigue en vigor el infame Tarifazo de ETECSA, impuesto desde el 30 de mayo. Ahora, la recarga nacional está limitada a 360 pesos mensuales, a menos que se compre un paquete adicional por 1.200 pesos con apenas 2GB. Los planes más “generosos” cuestan entre 3.000 y 11.760 pesos, o en su defecto, se pueden comprar en dólares: 10 USD por 4GB, 20 USD por 8GB y algunos extras, y 35 USD por 16GB. Una locura total en un país donde el salario mensual promedio no alcanza ni para la recarga más básica.
Frente a este atropello, algunos universitarios reaccionaron con protestas silenciosas: ausencias masivas a clases y reuniones con autoridades. La Seguridad del Estado no tardó en meter la cuchara, pero ETECSA tuvo que improvisar un “plan sectorial” de 6 GB por 360 pesos para estudiantes. Más de 45 mil jóvenes lo activaron, según cifras oficiales. Pero muchos como Mariela Lahera, estudiante santiaguera, lo tienen claro:
“Esto no resuelve nada. Es solo maquillaje. Además, fomenta la desigualdad.”
La recarga internacional sigue siendo una de las pocas vías para que los cubanos se conecten. Pero cada vez es más cara y más abusiva. Mientras el dólar se cotiza en el mercado informal a 380 pesos, ETECSA lo sigue valorando a 24.
Así, una recarga de 20 USD que debería equivaler a 6.000 pesos, se convierte en apenas 500. Un atraco a plena luz del día.
“No recargo más. Es un descaro”, dijo Eleanor Calvo, una cubana en EE.UU. que eliminó todas las apps vinculadas a ETECSA e instó a otros a hacer lo mismo:
“No dejen que los sigan estafando.”
¿Y qué dice ETECSA? Básicamente, se lava las manos. Si la recarga no llega o se “ajusta”, el problema es del cliente. “No nos responsabilizamos si se hizo desde plataformas no oficiales”, dijo la operaria. Lo irónico es que las denuncias más frecuentes vienen precisamente de recargas hechas desde sitios autorizados.
Aunque algunas como Ding, DTOne, BossRevolution o Moviles.compra-dtodo son considerados “seguros”, otras ampliamente usadas por la diáspora cubana como Cuballama o Cubatel ya no forman parte de los acuerdos oficiales y, por tanto, quedan fuera de toda garantía.
Lo que está pasando con ETECSA no es un simple fallo técnico. Es el reflejo de un sistema podrido, ineficiente y abusivo, donde la tecnología está al servicio del control, no del pueblo. En una Cuba que se cae a pedazos, hasta el derecho a comunicarse depende de cuánto se deje robar el ciudadano sin protestar. Y eso, tarde o temprano, va a estallar.