En medio del desastre económico que se vive en Cuba, donde el salario promedio alcanza apenas para sobrevivir, un joven cubano decidió sacar su teléfono, grabar un video en TikTok y contar lo que muchos ya sienten a diario: comprarse un par de zapatos en la isla es casi un lujo de ricos.
El usuario Yoel Daniel (@yoel_daniel0) compartió su experiencia cotidiana mientras salía a comprar jabón con su pareja —porque ya no les quedaba ni eso en casa— y se toparon con una tienda que vendía calzado. Nada fuera de lo común, excepto que los precios daban miedo.
“Mis zapatos están que no aguantan un viaje más, y las chancletas… esas ya están para museo”, soltó con ironía. Y cuando entró al local, lo primero que le saltó a la vista fue el precio de unas zapatillas: 25,000 pesos cubanos, o sea, unos 70 dólares americanos. Otros pares costaban entre 12,000 y 14,000 pesos, lo que equivale a más de 30 dólares por unas simples deportivas.
“Esto es una locura”, decía, cámara en mano, mientras mostraba los estantes. “Solo en Cuba los zapatos son de las cosas más caras que puedes comprar.”
Y no le falta razón. Con un salario mínimo que apenas supera los 2,000 pesos —y en muchos casos ni siquiera llega a eso—, comprar un par de zapatos nuevos se ha vuelto un imposible para miles de cubanos, obligados a remendar lo poco que tienen o a recurrir a la “ropa de uso”.
La grabación ha sacudido las redes, donde muchos usuarios compartieron su indignación y dejaron comentarios del tipo “ni en Amazon cuestan eso” o “ni que fueran hechos de oro”.
Pero este no es el único retrato de la decadencia en la isla que se ha vuelto viral. En otro video reciente, una cubana mostró cómo en vez de monedas le dieron caramelos como vuelto tras una compra, una escena que parece sacada de una comedia… si no fuera porque refleja la escasez real de efectivo y la total distorsión de la economía cubana.
El régimen, como siempre, mira para otro lado. Mientras tanto, el pueblo inventa, se indigna, graba videos y los sube a TikTok con la esperanza de que el mundo vea cómo se vive realmente en la Cuba de hoy: un país donde los zapatos cuestan más que un mes de trabajo y donde el vuelto viene envuelto en celofán con sabor a fresa.
Porque sí, parece un chiste… pero no lo es.