Mientras el castrismo sigue repitiendo su discurso rancio sobre “migración segura y ordenada”, otros 20 cubanos fueron devueltos a la isla este martes desde las Bahamas, tras haber salido en balsas con la esperanza de encontrar un futuro lejos del desastre en que se ha convertido su país.
La información fue confirmada por el propio Ministerio del Interior (MININT), que se regodea al anunciar estas repatriaciones como si fueran logros. Entre los retornados hay nueve hombres, siete mujeres y cuatro menores de edad. O sea, familias enteras lanzándose al mar, dispuestas a todo antes que seguir sobreviviendo entre apagones, escasez y represión.
Y como si eso no bastara, el MININT también informó que tres de los devueltos fueron directo a investigación penal, pues presuntamente cometieron “delitos” antes de salir. Una jugada clásica del régimen para castigar a quienes se atreven a romper las cadenas.
Ya van 696 cubanos repatriados en lo que va de 2025, según las propias cifras del castrismo. Y aunque los números parecen altos, no reflejan el verdadero drama: la desesperación de un pueblo que, aunque sabe los riesgos, prefiere lanzarse al mar que seguir atrapado en la miseria de la isla.
Bahamas y la pesadilla de los cayos
El caso más reciente no es el único. El pasado 26 de junio, cinco cubanos fueron encontrados varados durante 17 días en Anguilla Cay, un cayo deshabitado en las Bahamas. Su embarcación se hundió y sobrevivieron allí hasta que la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG) los rescató.
Los detalles sobre su estado de salud o cómo lograron sobrevivir no fueron revelados, pero el simple hecho de haber resistido más de dos semanas en una isla sin recursos habla del grado de desesperación con que nuestros compatriotas se lanzan al mar.
Este mismo mes, el 6 y el 10 de junio, otros grupos de cubanos también fueron interceptados en aguas bahamesas y enviados de vuelta. Todos ellos comparten un mismo sueño: huir del infierno castrista, aunque sea remando sobre una puerta o flotando en un colchón inflable.
Trump aprieta y el éxodo se reinventa
Aunque la política migratoria bajo la administración Trump se ha vuelto más dura que nunca, eso no ha detenido la estampida. Lo que ha cambiado es la forma: ahora son más los que lo intentan por la frontera sur con México, o incluso por el norte desde Canadá.
Según cifras recientes de la CBP (Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU.), en mayo de este año apenas 44 cubanos fueron detectados intentando entrar por mar, mientras que 97 lo hicieron cruzando desde México y nueve desde Canadá. Un cambio de ruta, pero no de intención. El objetivo sigue siendo el mismo: escapar del fracaso cubano a como dé lugar.
El discurso oficial, otra farsa más
Como de costumbre, el régimen intenta disfrazar esta tragedia con su gastado guión. En su nota, el MININT volvió a repetir que Cuba está comprometida con la “migración regular, segura y ordenada”, como si fueran ellos los garantes de algún tipo de bienestar.
Pero en la práctica, lo que hay es un sistema que provoca el éxodo, lo criminaliza y luego lo instrumentaliza políticamente. Casos como el de C.R.L., un cubano deportable al que el propio régimen se negó a recibir, dejan al desnudo la hipocresía de quienes dicen estar dispuestos a “repatriar a los suyos”.
La verdad es que la gente se sigue yendo, por mar, por tierra o por donde se pueda, porque la isla se ha convertido en una trampa sin futuro. Y mientras más represión, más balseros habrá.