La actriz cubana Yía Caamaño volvió a encender las redes sociales, y esta vez no fue por un papel en la televisión ni una entrevista polémica. Desde una playa de arena clara y rodeada de pinos, la artista se dejó ver luciendo un bikini con los colores de la bandera de Estados Unidos, desatando una ola de comentarios que mezclan admiración, picardía y hasta cierta dosis de ironía ideológica.
La publicación, cargada de estilo y personalidad, vino acompañada de una cita del físico Stephen Hawking que no pasó desapercibida: “Recuerda mirar hacia las estrellas y no hacia tus pies… Y por difícil que parezca la vida, siempre hay algo que puedes hacer y en lo que puedes tener éxito”. Una frase que, en la boca —y en el cuerpo— de una actriz cubana vestida con símbolos del «enemigo imperial», suena casi como una declaración de principios.
“El mar estaba hermoso… y los bichos me siguen picando”, agregó Caamaño en tono relajado, como quien sabe que va a causar revuelo pero lo disfruta igual.
Con su melena rojiza, ese porte elegante y una actitud que grita “yo hago lo que quiero”, Yía demuestra que no necesita la bendición de ningún Ministerio de Cultura para seguir brillando. Desde la lejanía o la cercanía —porque a estas alturas nadie sabe con certeza dónde vive y poco importa—, se ha ganado un público fiel que la sigue por su talento, pero también por su autenticidad.
Los halagos no se hicieron esperar. Desde “La pelirroja más bella que tiene Miami” hasta “esas patrañas del imperialismo están fuertes para robar corazones”, los comentarios fueron puro fuego. Entre emojis, piropos y algún que otro guiño político, sus seguidores dejaron claro que la actriz no solo arrastra talento, sino también pasiones.
Yía Caamaño, conocida por su rol en la telenovela «Asuntos pendientes», se consolida como una figura que cruza fronteras, tanto en el mundo del espectáculo como en la conversación cultural cubana. Vestida con estrellas y rayas, pero sin perder su sabor caribeño, sigue haciendo lo que mejor sabe: robarse el show.
Y quizás, también, mandar un mensajito entre líneas… porque en tiempos donde todo se mira con lupa, un bikini puede ser más político que un discurso entero en la Mesa Redonda.