El youtuber español José María Pastor, conocido en redes como @topeadosdeviaje, ha encendido las redes con una serie de videos grabados desde Cuba que rompen por completo con el cuento oficialista del paraíso socialista. Lo que iba a ser una travesía cultural por la Isla, terminó convirtiéndose en una cruda denuncia visual del colapso social, económico y humano que viven millones de cubanos.
“Vine a grabar su comida, su cultura, su gente… y me encontré con algo que duele”, arranca diciendo Pastor en uno de sus videos más virales. Y no exagera. A lo largo de sus publicaciones en TikTok y YouTube, el creador muestra colas interminables, maestros mendigando comida y ancianos llorando de hambre, todo bajo el sol de una Habana que ya no se sostiene ni con discursos ni con consignas vacías.
Una Cuba de apagones, lágrimas y comida improvisada
Entre apagones y conversaciones espontáneas, Pastor va desgranando la vida cotidiana del cubano de a pie. “Vi personas suplicando por arroz, por leche, por el último sorbito de un refresco”, dice. “Maestras ganando 10 dólares al mes. Niños con hambre. Gente que sobrevive como puede”.
En uno de los fragmentos más conmovedores, el youtuber se encuentra con una maestra que le dice sin rodeos: “No tenemos ni qué comer”. Su salario, unos 3 mil pesos cubanos al mes, ni siquiera alcanza para una cesta básica. Y lo más duro, como él mismo apunta, es que la gente ya no pide dinero, pide arroz, leche, medicina… o un poquito de pan.
“La comida aquí no es gastronomía, es resistencia”, comenta tras probar pizzas y churros callejeros elaborados con lo poco que hay. En muchas ocasiones comió a la luz de la linterna del móvil, con cerveza caliente y cortes eléctricos, pero rodeado de personas que le ofrecían compartir lo poco que tenían, sin pedir nada a cambio.
El hambre como retrato más real de la miseria cubana
Aunque ha viajado a muchos lugares, Pastor confesó: “Nunca antes había sentido tanta impotencia”. Su cámara captó escenas imposibles de ignorar, como un hombre diciendo entre lágrimas: “Yo lloro todos los días… esto es desesperante. Vivir así es peor que estar muerto”.
Incluso cuenta que muchas personas se le acercaron para preguntarle si conocía a alguien que quisiera casarse con ellas solo para poder escapar del país. Ese nivel de desesperación no se disimula con ningún slogan. Es la Cuba real, la que el régimen se empeña en silenciar mientras vende playas y mojitos en los catálogos de turismo internacional.
No vino a politizar, pero politiza el simple hecho de contar lo que vio
Pastor aclara que no vino a atacar ni a hacer política, pero su lente captó lo que muchos cubanos quieren decir y no pueden. “Cuba no es solo carros antiguos y playas bonitas”, escribió. “También es hambre, dignidad, resistencia y una lucha diaria por sobrevivir”.
En uno de sus mensajes más potentes dejó claro: “Lo que más me ha impactado es el hambre”. No se trata de cifras ni estadísticas, sino de rostros, miradas y palabras que pesan más que cualquier discurso revolucionario.
Una voz más que se suma a los que ya no pueden callar
El caso de Pastor no es único. Su serie de videos se suma a los testimonios de otros creadores que han mostrado sin filtros la realidad cubana: desde el estadounidense Adventure Elliot, que filmó mercados vacíos y libretas de racionamiento con productos fantasmas, hasta los españoles de Black Mango, que bautizaron a Cuba como “una cárcel con cielo azul”.
Pero en sus palabras, Pastor toca una fibra distinta. Él no grita, no insulta, no editorializa: simplemente mira, escucha y muestra. Y eso, en una isla donde la verdad es un acto subversivo, ya es una forma de resistencia.
“Gracias por escucharnos”, le dijo una anciana entre lágrimas. Pastor, por su parte, se fue con el corazón en la garganta y la certeza de haber contado lo que debía contarse. Porque en esta Cuba rota, hasta un turista con cámara puede decir más que todo un noticiero estatal.
