En medio del apagón eterno que ya forma parte del paisaje cubano, Sandro Castro volvió a encender las redes con otro de sus videos absurdos, grabado en plena oscuridad, cerveza en mano y sarcasmo al cuello. Esta vez, el nieto del dictador fallecido no solo se burló del caos energético del país, sino que lo hizo usando las propias frases del oficialismo como arma de burla.
Con una lata de Cristal en la mano y cara de “me importa un bledo”, Sandro soltó: “¿Qué le dice un apagón al otro apagón? ¡Somos continuidad!”. Una frase que no necesita mucha explicación, porque golpea directo a ese eslogan reciclado que Díaz-Canel repite como loro entrenado desde que heredó el desastre.
La escena es puro esperpento cubano: cerveza, chistes pasados de tono, y una parodia grosera del lenguaje oficial, mientras millones de cubanos lidian con el calor, la oscuridad y la impotencia. Sandro, sin pelos en la lengua, confesó entre risas que ya iba por más de diez cervezas y se lanzó con un “chiste” tan vulgar como innecesario. Pero detrás de la payasada, cada palabra suya suena a desahogo, a risa nerviosa de quien ve que todo se está yendo por el barranco.
Un show grotesco con guiños peligrosos
No es la primera vez que este personaje de Instagram hace de las suyas. En otro video reciente, se metió en un tanque de agua al que llamó “la piscina del gueto”, batidora en una mano, antena de televisión en la otra, y de fondo una bandera de Estados Unidos. Todo tan bizarro que cuesta creer que sea real, pero en Cuba ya nada sorprende.
“Si yo te cojo te doy como la UNE, cada cuatro horas y de lunes a lunes”, suelta con sorna, mientras se burla sin pudor del esquema de apagones programados. Y ahí es donde muchos empiezan a ver que, detrás del circo, hay pullas cada vez más directas contra el desastre que representa el régimen.
Hace unas semanas, sin decir ni una palabra, Sandro le dio “like” a un comentario que llamaba a Díaz-Canel “el Singao puesto a dedach”. Una pequeña acción que en redes sociales cubanas se convirtió en dinamita. No por lo que dijo, sino por lo que dejó entrever: que el nieto del Comandante ya no está tan alineado con la farsa.
La caricatura con más pueblo que el presidente
Muchos lo llaman payaso, otros simplemente lo ignoran. Pero hay algo claro: sus ridiculeces conectan con un sentimiento de hartazgo colectivo. En un país donde cada día es más oscuro —literal y figuradamente—, las burlas de Sandro parecen darle voz a lo que muchos no se atreven a decir.
En otro momento, culpó a ETECSA por el robo descarado de saldo y datos, diciendo que la empresa “no está tomando la bebida correctach”, y que había que emborracharla para ver si regalaba algo por fin. Ridículo, sí. Pero también más honesto que cualquier nota del Granma.
Lo más irónico de todo es que, mientras los discursos oficiales repiten que “todo va bien” y que hay “resistencia creativa”, el nieto del propio Fidel se convierte en una especie de meme viviente que refleja, con burla y locura, la profunda podredumbre del sistema que lo crió.
En los comentarios de sus publicaciones, cada vez se lee más seguido el chiste de “Sandro presidente”. Y no es que lo quieran en el poder. Es que la gente está tan harta del castrismo, que hasta el nieto borracho y payaso parece una opción más cuerda que los que mandan.