El actor cubano Alejandro Cuervo volvió a pisar suelo habanero tras una visita a Estados Unidos que levantó más olas que una tormenta en el malecón. Desde el mismísimo Aeropuerto José Martí, sin quitarse el polvo del camino, soltó la lengua y arremetió contra lo que considera un ambiente tóxico de difamación, odio y manipulación, sobre todo en redes y medios del exilio.
“Es como una carrera para manchar el sol”, soltó sin rodeos al programa La Familia Cubana, refiriéndose a la cacería digital que —según él— enfrentó durante su estancia en Miami y Nueva York. Asegura que lo acusaron hasta de tener un accidente inexistente, y que han circulado supuestos precios inflados sobre sus negocios que, según sus palabras, no tienen ni pies ni cabeza.
“Se dicen cosas sin una sola prueba. Como nadie tiene que comprobar nada, se lanza cualquier invento con total impunidad”, lamentó el actor, visiblemente molesto con los creadores de contenido que, a su juicio, viven del chisme y el escándalo.
Hipocresía disfrazada de libertad
Pero más allá de los dimes y diretes personales, Cuervo también apuntó su crítica al clima general de intolerancia política en el exilio. “Es increíble el odio que se respira. No hay espacio para una opinión distinta”, afirmó.
Puso como ejemplo el caso del youtuber dominicano Destino Tolk, quien, por simplemente darle voz a artistas como él, ha sido tildado de comunista. “A la gente no le interesa lo que tú digas, sino que repitas su discurso palabra por palabra, y si no lo haces, te ponen la cruz”, denunció.
“La verdadera libertad está en poder expresar lo que uno piensa, aunque a los demás no les guste”, insistió Cuervo, subrayando que se sintió sorprendido por la intolerancia de quienes se autoproclaman defensores de la democracia.
El cariño también lo tocó
No todo fue trago amargo. El actor confesó que recibió mucho afecto en las calles por parte de cubanos que, más allá de la política, valoran su trabajo y lo saludan con respeto y simpatía. “Me sentí querido como si estuviera en Cuba”, dijo emocionado.
Durante su visita, concedió una entrevista al periodista Javier Díaz, donde reiteró que su viaje no tenía ningún tinte político, ni fue promovido por el régimen cubano. “En Cuba nadie me dice lo que tengo que decir”, afirmó, y contrastó esa “libertad” con lo que vivió en Miami: “Allí me estaban esperando con una consigna. Si no la repites, eres mi enemigo”.
“Sí se puede echar pa’lante en Cuba”
Quizás la frase más incendiaria —y por la que se le han ido arriba como abeja al panal— fue cuando declaró que “sí se puede echar pa’lante en Cuba”, defendiendo que lo que ha logrado ha sido por mérito propio y no por favores del poder. De inmediato, parte del exilio lo etiquetó como cómplice del régimen, aunque él lo ha negado tajantemente.
A pesar de la controversia, Cuervo compartió imágenes en redes disfrutando de su paso por EE.UU., incluyendo una noche en Broadway. Pero al ser preguntado si piensa volver pronto, solo atinó a decir: “Dios lo dirá”.
Su retorno a la Isla deja claro que no tiene intención de quedarse fuera, aunque las polémicas que desató probablemente sigan ardiendo en el debate eterno sobre el rol de los artistas cubanos en medio del fuego cruzado entre dictadura, disidencia y exilio.
En medio de todo, Alejandro Cuervo insiste en caminar su propio camino, aunque tenga que ir esquivando piedras de ambos lados del charco.
