Lo que comenzó como un aparatoso choque en la tarde de este sábado cerca del peaje de Varadero, en Matanzas, terminó con una lamentable noticia que ha conmocionado a muchos cubanos: dos personas perdieron la vida en el siniestro.
Según el reporte oficial del canal local Telebandera, el accidente ocurrió alrededor de las 6:00 p.m., cuando un vehículo particular que circulaba en dirección de Varadero hacia Boca de Camarioca impactó violentamente contra el muro separador próximo a la garita de cobro. La colisión fue tan brutal que el carro se partió en dos y una de las mitades terminó envuelta en llamas.
Testigos del hecho relataron el espanto vivido en el lugar, asegurando que el vehículo se elevó tras el impacto antes de fracturarse, dejando una escena desgarradora. En un video que circula en redes sociales se aprecia el momento en que los bomberos, personal del MININT y paramédicos llegan al sitio mientras el fuego devora parte del auto siniestrado. Cerca del vehículo calcinado, yacía sin vida una de las víctimas del accidente.
“Se lamenta la pérdida de dos vidas humanas en el siniestro”, confirmó Telebandera, en un escueto pero contundente informe que deja claro el drama de lo ocurrido.
Las autoridades locales se movilizaron con rapidez para contener el incendio y abrir una investigación sobre las causas exactas del accidente, que por el momento no han sido divulgadas. Sin embargo, la magnitud del impacto y la destrucción del vehículo apuntan a una alta velocidad como posible factor determinante, aunque no se descarta ninguna hipótesis.
Este accidente se suma a una larga y preocupante cadena de siniestros viales que han sacudido a Cuba en lo que va de año. Solo hasta mayo de 2025, ya se habían reportado más de 3,000 accidentes, con 290 fallecidos y miles de heridos, según datos de la Comisión Nacional de Seguridad Vial. La falta de mantenimiento en las vías, el deterioro técnico de muchos autos, la imprudencia al volante y el casi inexistente control estatal contribuyen a este panorama alarmante que cobra vidas casi a diario.
Mientras el régimen invierte en propaganda y turismo, las carreteras del país se siguen cobrando vidas por la desidia acumulada de décadas. El pueblo cubano, una vez más, llora víctimas de un sistema que no garantiza ni seguridad ni condiciones mínimas en las vías públicas.
Y aunque en los medios oficiales las palabras “investigación en curso” ya se han vuelto rutina, para las familias de las víctimas no hay consuelo. Solo queda el dolor de una pérdida absurda, en un país donde moverse por carretera también es jugarse la vida.