En lo que muchos consideran una nueva bofetada a la esperanza, la Embajada de Estados Unidos en La Habana está negando visas a los cubanos que fueron seleccionados en el sorteo de visas de diversidad, conocido popularmente como el “bombo”.
Durante años, esta lotería ha sido una de las pocas opciones legales y directas para que los cubanos puedan escapar del ahogo que impone el régimen y comenzar una nueva vida en suelo estadounidense con residencia permanente. Pero ahora, hasta eso les están quitando.
Razones de «seguridad nacional» como excusa
Según reveló el medio independiente El Toque, el cónsul norteamericano en La Habana ha estado cerrando las puertas en la cara a decenas de ganadores del bombo, amparándose en supuestas preocupaciones de “seguridad nacional”. El patrón es casi siempre el mismo: los seleccionados completan todo el proceso —pagan, se hacen los exámenes médicos, asisten a sus entrevistas— y al final… visado denegado.
¿La justificación? Vínculos con el Partido Comunista Cubano o con alguna estructura estatal. Pero muchos de los afectados aseguran que ni son militantes ni tienen afiliaciones políticas. Lo único que tienen es el historial de haber trabajado, como millones de cubanos, en empleos estatales por pura necesidad de supervivencia.
«Me truncaron el sueño sin explicaciones»
Una de las historias que más ha conmovido es la de Laisy La Ferro, quien fue elegida en el sorteo del 14 de abril de 2025. Completó todo el papeleo, cumplió cada requisito, pero la embajada la dejó plantada en seco. La razón que le dieron: su empleo en el sector estatal podría “comprometer” la seguridad nacional de EE.UU.
“Trabajé en un centro estatal, sí, pero nunca fui del PCC. Ni lo fui ni lo seré. Me dijeron que revisarían mi caso… pero de eso no supe más nunca”, lamentó Laisy, con su proyecto de vida colgado de un hilo.
Unidos por la frustración y la resistencia
Ante tanto atropello burocrático, muchos de los afectados han decidido no quedarse callados. Personas como Beatriz, otra ganadora del sorteo, han creado grupos en WhatsApp donde se apoyan, se informan y buscan hacer presión para que su voz llegue a las autoridades.
“No pedimos privilegios, solo justicia. Queremos terminar el proceso como debe ser, sin fantasmas políticos de por medio”, dijo Beatriz, quien, como tantos, ve cómo se le escurre entre los dedos una oportunidad única de salir del país por la vía legal.
El tiempo corre… y la incertidumbre pesa
Con la fecha límite del 30 de septiembre como un reloj de arena amenazante, más de 2.300 cubanos que ganaron el bombo en 2025 viven al filo de la desesperación. Cuba fue el país con más beneficiarios del sorteo en América Latina, superando incluso a Ecuador y Perú. Pero esa alegría inicial ahora se ha transformado en angustia e impotencia.
Y es que, aunque la administración Trump reactivó el llamado Travel Ban y sumó a Cuba entre los países con acceso restringido, esto no supone una prohibición absoluta de visas por diversidad. Aun así, la embajada parece haber tomado esa medida como excusa para cortar de raíz uno de los últimos caminos legales que le quedaban a muchos para escapar del colapso.
Una Cuba donde hasta la esperanza está en lista de espera
La realidad es que el régimen cubano sigue empujando a su gente al abismo, mientras el gobierno estadounidense, en vez de ofrecer una cuerda, parece más ocupado en levantar nuevos muros.
Mientras tanto, los cubanos se ven atrapados entre dos fuegos: una dictadura que asfixia y un consulado que niega. ¿Quién responde por los sueños rotos? ¿Quién le devuelve a estas personas la fe en una salida digna?
Lo que está pasando con el “bombo” es otra forma de castigo colectivo que, como siempre, recae sobre el cubano de a pie, ese que nunca tuvo poder, pero que sigue pagando los platos rotos de un sistema podrido. Y ahora, para colmo, también de una política migratoria que parece haberle dado la espalda al pueblo que más ha sufrido.
