El nieto rebelde del dictador Fidel Castro volvió a encender las redes —literalmente— con una de sus historias en Instagram, y no vino con medias tintas. “Hoy amanecí como el cable de la 220, lo que se me ponga alante, lo parto”, soltó Sandro Castro entre risa, cerveza y su habitual manera irreverente de decir las cosas.
La frase, cargada de ese doble sentido que ya es su firma, fue acompañada por otra joyita digna del personaje: “Lo mismo te meto un Bruce Lee con Jackie Chan que cuando no te das cuenta te metí el Titanic hasta el fondo.” Sin filtro, sin disculpas y sin miedo, así anda el más descarriado del clan Castro.
El repartero de apellido ilustre
Sandro, que hace rato se convirtió en la oveja negra favorita de los cubanos en redes, anda disfrutando el éxito de su “challenge en modo repartero”, el cual ya ha bautizado como “el tema del verano”. Agradecido por la acogida y el vacilón que se ha formado, animó a su gente a pedirle el tema por DM y prometió aceptar “todas las historias y colaboraciones” que le lleguen.
“¡Medícame, Vampira!”, soltó al cierre de su video, abriendo una Cristal bien fría, su inseparable “Cristach”, como él mismo la bautizó. El gesto ya se ha vuelto su ritual de despedida, una especie de brindis digital que resume su estilo despreocupado y festivo.
Un Castro “en candela” y sin pelos en la lengua
La publicación no es casual ni inocente. Llega justo después de que algunos voceros oficialistas como el historiador Ernesto Limia, el agente Gerardo Hernández, y el burócrata digital conocido como El Necio, lo criticaran abiertamente por sus ocurrencias y su descaro en redes.
Sandro, sin mencionar nombres, dejó claro que está encendido y listo para responderle a quien sea. “Ando con alto voltaje, el que se me cruce lo parto”, advirtió entre líneas, dejando a más de uno pensando si fue simple relajo o una bomba con destinatario claro.
En un país donde el apellido Castro suele ir de la mano con solemnidad y propaganda, Sandro es un bache que no han podido tapar. Lejos del molde gris y controlado de su familia, él sigue mostrando que en la isla del apagón, hay uno de apellido famoso que aún brilla con luz propia, aunque sea de 220 voltios.