Mientras el régimen cubano sigue de espaldas a la tragedia diaria del pueblo, la vida del joven Rafael Osvaldo Martínez Ramos, de apenas 14 años, pende de un hilo en una sala del hospital de Morón, tras el devastador accidente ocurrido este domingo en Majagua, Ciego de Ávila.
Se necesita con urgencia sangre tipo O- y O+ para intentar salvarle la vida. Rafael se encuentra en estado crítico, con traumatismos craneales severos y múltiples fracturas que lo tienen al borde del colapso. Sus hemorragias no cesan, y los médicos han estado luchando por mantenerlo con vida durante más de 20 horas.
La desesperación es tal que familiares y amigos han activado una cadena solidaria en redes sociales, implorando la ayuda del pueblo cubano, ese mismo pueblo que ya no espera nada de las instituciones, pero que nunca le falla a su gente. Si puedes donar, comunícate al +53 5 6954512 con Orielys, quien está coordinando la recepción de donantes.
Un país al margen, una familia destrozada
Rafael no está solo. Lo acompaña el amor de una madre y el clamor de una comunidad entera. Pero su padre, que reside en Estados Unidos, no puede volar a Cuba para abrazarlo en su agonía, atrapado en el limbo migratorio que tantos conocen y sufren.
La distancia duele más cuando no hay garantías, cuando lo que está en juego es la vida de un hijo y la única opción real es confiar en la voluntad colectiva de un pueblo maltratado, pero aún capaz de actos inmensos de humanidad.
Red de apoyo frente a la desidia institucional
Desde la tragedia, la ciudadanía ha hecho lo que el Estado no sabe ni quiere hacer: movilizarse. Decenas de avileños comenzaron a organizar donaciones de sangre, a correr la voz, a activar contactos en hospitales y a tocar puertas, virtuales o no, para que el caso de Rafael no quede en el olvido.
Yudelvys Pérez Falcón, trabajador del Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, confirmó en redes que el Banco Provincial de Sangre fue activado y que está listo para recibir a donantes voluntarios. Lo mismo ha hecho la comunidad digital: con mensajes llenos de urgencia, cientos de usuarios llaman a donar, sin descanso, sin importar el calor ni el miedo.
“Con URGENCIA, por favor, todo el que pueda donar sangre diríjase al hospital provincial”, escribió Alicia Rodríguez. Otro ciudadano, Tin Pérez, lo resumió con sencillez y verdad: “Hay muchos accidentados que necesitan de todos nosotros hoy”.
Un accidente más en un país sin garantías
El siniestro ocurrió en el tramo de Río Grande, entre Marroquín y Majagua. Un vehículo estatal de la Empresa de Recursos Hidráulicos se volcó con varios pasajeros a bordo, dejando un saldo de tres muertos —dos de ellos menores— y decenas de heridos.
Una vez más, la negligencia del sistema, la falta de controles, el deterioro del transporte estatal y la impunidad se cobran vidas inocentes, mientras los responsables se esconden tras comunicados vagos y silencios convenientes.
La solidaridad cubana: luz en la oscuridad
No es la primera vez que el pueblo responde donde el Estado falla. En enero, tras el trágico accidente en el puente El Francés, en Camagüey, fueron las redes sociales, no las instituciones, las que activaron la respuesta solidaria. Lo mismo ocurrió en Morón ese mismo mes, cuando otro choque masivo dejó al menos seis muertos y decenas de heridos.
Hoy le toca a Rafael. Y mañana, quién sabe. En una Cuba donde los hospitales no tienen lo mínimo, donde la medicina escasea y los dirigentes vacacionan en Europa, la sangre del pueblo sigue siendo la única esperanza real.
La pregunta que queda flotando es dolorosa pero urgente: ¿cuántos niños más tendrán que debatirse entre la vida y la muerte para que alguien en el poder responda?