Mientras la isla se apaga a golpe de apagones y carencias, en un rincón reluciente de la pasarela se encendieron los focos para coronar a Lina Luaces como la nueva Miss Universe Cuba 2025. La joven, que desfiló representando a Santiago de Cuba, se alzó con la corona tras imponerse a otras 15 candidatas de todos los rincones del país en una gala cargada de lentejuelas, pasarela y aplausos… aunque bien lejos de la realidad que vive la mayoría.
Bañadores, gala y discursos preparados
El show no escatimó en brillo: las muchachas desfilaron en trajes de baño y de noche, soltando sonrisa, pose y discurso memorizado para conquistar al jurado. En el medio, unos cuantos patrocinadores —esos mismos que brillan mientras la economía nacional se desinfla— regalaron premios individuales, dejando claro que el negocio de la belleza sigue bien maquillado aunque el pueblo ande sin brillo.
Después de la pasarela y un par de preguntas ensayadas sobre cultura cubana, se escogieron las finalistas. Lina Luaces, Sheila Laza, Lisbeth Fernández, Vanessa Villareal y Mia Donadio brillaron entre las 16, hasta que solo quedaron tres nombres sobre la tarima: Lina, Lisbeth y Vanessa. Al final, la corona se posó sobre la cabeza de Lina Luaces, mientras Lisbeth se quedó con la banda de primera finalista.
Un apellido que pesa y una corona que exige
Pero ojo: Lina no llega sola a este cuento. Su apellido retumba: es hija de la presentadora cubana Lili Estefan y sobrina de nada menos que Gloria y Emilio Estefan. Ahora, cargará sobre sus hombros la tarea de representar a Cuba en la 74ª edición de Miss Universo, que aterrizará en noviembre de 2025 en Tailandia.
Glamour en la pasarela, realidad en la calle
Mientras Lina ensaya su discurso de paz y amor para conquistar a los jueces internacionales, la Cuba real —la que no se maquilla ni se disfraza— sigue sumida en apagones, apagada de oportunidades y a oscuras de esperanza. La belleza sobre la tarima contrasta con la fealdad de un sistema que no da respiro, pero al menos para unos segundos, el show da de qué hablar.
Ahora, queda por ver si Lina logra poner el nombre de Cuba en alto sin olvidar que debajo de la banda y la corona, hay un pueblo que sueña con que un día la verdadera belleza sea vivir en libertad.