A cuatro años del doloroso caso de Damir Ortiz, el niño cubano que murió en Miami tras haber sido ignorado por el sistema de salud de la isla, su hermano menor, David, parece estar repitiendo la misma historia de abandono y desesperación.
El médico cubano Lucio Enríquez Nodarse, radicado en España, encendió las alarmas en redes sociales tras denunciar públicamente el caso del pequeño de apenas cuatro años, quien sigue esperando una cirugía urgente por una criptorquidia, una condición que puede derivar en cáncer testicular si no se trata a tiempo.
“¿Aún no lo han operado? Ese testículo puede malignizarse si no se actúa”, advirtió el doctor, visiblemente indignado, en un mensaje publicado en Facebook. En sus palabras, la dictadura cubana y su fallido sistema de salud serían responsables si este niño sufre consecuencias graves. “¡Ya se llevaron a Damir, y ahora David es lo único que le queda a su madre!”, remató con dureza.
David ya sobrepasó con creces el tiempo ideal para operarse
Las guías médicas internacionales —como las de la Asociación Europea de Urología y la Asociación Estadounidense de Urología— indican que la intervención debe hacerse entre los seis y doce meses de vida, y jamás más allá de los 18 meses. Sin embargo, David ya tiene cuatro años. Es decir, ya está en la zona roja del riesgo médico, sin que a las autoridades parezca importarles.
Una madre rota, un sistema indiferente
Eliannis Ramírez, madre de Damir y David, no se guardó nada. Desde Miami, denunció que está viendo la misma película de terror que vivió con su hijo mayor: largas esperas, excusas sin sentido y un sistema que solo sabe postergar.
“Ya le hicieron análisis, lo vio el urólogo y un estomatólogo, pero dicen que no hay anestesista y que hay una cola desde 2023. ¡Todo es cuento!”, denunció la madre con una mezcla de dolor y furia. Sabe que al estar fuera de Cuba, el régimen puede tomar represalias con el niño, y por eso vive con el alma en vilo.
Eliannis lideró una campaña incansable para sacar a Damir del país y salvarle la vida. Logró llegar a Miami, pero el niño llegó demasiado tarde y murió poco después. Y ahora teme que la historia se repita con su otro hijo.
“David se queja de dolores, el testículo le duele y se le irradia hasta la rodilla. El urólogo ya lo sabe… pero todo sigue igual. ¡MINSAP, preocúpense y ocúpense de una vez!”, imploró Eliannis en redes.
Advertencia: si no actúan, habrá denuncia global
Lucio Enríquez fue claro: si no hay respuesta inmediata, movilizará a medios internacionales para visibilizar el caso. Eliannis ya dio un plazo. “Si antes del sábado no llaman para la consulta con el anestesista, la voy a formar”, avisó. Y no es para menos. Esta madre ya perdió un hijo por culpa del abandono institucional, y no está dispuesta a enterrar a otro.
El caso Damir: herida abierta que sigue supurando
Damir fue diagnosticado desde pequeño con neurofibromatosis tipo 1, pero su muerte no fue causada por la enfermedad. En Miami confirmaron que el verdadero motivo fue una infección bacteriana severa mal atendida en Cuba, agravada por la falta de antibióticos y negligencia médica sistemática.
Su historia recorrió el mundo, exponiendo lo que muchos ya sabían: que en Cuba, la medicina es más propaganda que realidad. Ni recursos, ni diagnósticos certeros, ni tratamientos oportunos. Solo promesas rotas y un sistema colapsado.
Ahora, David podría convertirse en otra víctima de ese mismo desastre disfrazado de sistema sanitario. Y su madre no se va a quedar callada.
“Si fuera el hijo de Mariela Castro, ya estaría operado”, sentenció el doctor Enríquez. Y no le falta razón. En Cuba, la salud también es privilegio de casta. Mientras los de a pie esperan por una cita médica, los hijos de la élite se atienden sin colas ni excusas.
El tiempo corre, y cada minuto de inacción es una sentencia. David no necesita promesas, necesita una cirugía urgente y un sistema de salud que deje de mirar para otro lado.