En Miami hay sol, palmeras, reguetón… y también mucho salseo entre influencers. Pero en medio del ruido, hay quienes prefieren responder sin gritar, con estilo y cabeza fría. Ese es el caso de Rachel Arderi, la influencer cubana que ha estado en el centro de algunos comentarios por su forma de proyectarse en redes. ¿Y qué hizo ella? Pues no se tiró al drama, sino que contestó como toda una reina: directa, elegante y sin perder la sonrisa.
Rachel, quien lleva poco más de un año viviendo en Miami, aprovechó su cuenta de Instagram para soltar una reflexión que, aunque breve, dejó claro que no está para juegos ni comparaciones vacías. Fue en una de sus historias donde respondió a la pregunta de un seguidor que le consultó cómo veía su evolución como influencer desde que llegó a Estados Unidos. Su respuesta fue clara: “Yo voy a mi ritmo, no al de nadie”.
¡Boom! Esa frase ya lo dice todo. Nada de dejarse llevar por las presiones o por lo que hagan las demás. Rachel, con apenas 22 años, demuestra que tiene claro hacia dónde quiere ir: crecer a su manera, superarse cada día y aprender en el camino, sin disfrazar lo que realmente es.
Y claro, no es un secreto que en Miami abundan las influencers cubanas, muchas con estéticas similares, estilos parecidos y fórmulas repetidas. Rachel lo sabe, y por eso no se anduvo con rodeos. Dijo con todas sus letras que su meta va más allá de ser “solo una creadora de contenido”. Porque, como ella misma explicó, “hoy tenemos juventud, pero todo en la vida pasa”.
Ahí es donde se nota que su mirada está más puesta en el futuro que en las apariencias del presente. Mientras muchos se enfocan en el ahora, en los likes, en la estética o en parecerse a fulana o mengana, Rachel está construyendo algo más duradero: una versión mejorada de sí misma.
Y por si fuera poco, acompañó sus palabras con una foto que grita seguridad: posando en la playa, con un conjunto amarillo vibrante, sonrisa de oreja a oreja y el mar de fondo. Porque cuando una está segura de lo que es, no necesita filtros ni excusas.
Pero la frase que realmente se robó el show fue su cierre: “Mi competencia soy yo misma: en ser mejor de lo que era antes”. Sencilla, poderosa y honesta. Nada de mirar al costado para ver qué hacen las otras. Rachel está centrada en su evolución personal, en crecer con autenticidad, y eso, en un mundo tan saturado de copias, es refrescante.
Aunque no mencionó nombres, muchos interpretaron su publicación como una respuesta sutil pero firme a quienes la critican por parecerse demasiado a otras influencers cubanas de Miami. Pero más allá de las especulaciones, lo que sí dejó claro es que no está dispuesta a encajar en moldes ajenos. Rachel Arderi está haciendo su propio camino, y lo está haciendo con cabeza, estilo y mucha personalidad.
En un mundo donde todos quieren ser “el próximo alguien”, Rachel quiere ser simplemente Rachel. Y eso, en estos tiempos, vale oro.