“Llevo años queriendo tomarme un vaso de leche… y no puedo”. Imagínate escuchar eso en pleno 2025. No es el guion de una película dramática, sino la vida real de una mujer cubana que, con esa frase, resume lo que millones viven y callan cada día en la isla. Una frase que duele y que los youtubers españoles del canal Black Mango decidieron mostrarle al mundo, cueste lo que cueste.
Los chicos de Black Mango se lanzaron a recorrer la Cuba profunda, esa que no sale en las fotos de Varadero ni en las postales del Malecón. Se metieron en barrios olvidados de La Habana y lo que encontraron fue crudo: hambre, miseria, falta de medicinas, represión y, aun así, una dignidad que resiste entre ruinas y escombros. Una realidad que contrasta brutalmente con los hoteles de lujo para turistas.
En su parada por el barrio de San Isidro, el canal mostró casas donde seis personas viven con apenas dos libras de arroz al mes por cabeza. Sí, dos libras al mes. Una madre, con lágrimas contenidas, contó cómo sobrevive revendiendo chupa-chupas y cigarros para poder alimentar a sus hijos. “Esto no va a cambiar. Llevamos 37 años sobreviviendo… pero en vez de ir para adelante lo que vamos es para atrás”, confesó. ¡Pura desesperanza!
Uno de los momentos más demoledores del video fue cuando una anciana abrió su refrigerador: apenas había unos trozos de pollo y botellas de agua. Entre sollozos, contó que no tiene ni duralgina para la fiebre ni pastillas para el dolor, pese a tener varias operaciones encima. Vive con una chequera de 1,500 pesos al mes, que ni siquiera alcanza para comprar un kilo de leche. Tremendo golpe de realidad.
Pero la cosa no es solo comida. Las imágenes muestran casas sin agua corriente, vecinos cargando cubos para bañarse, viviendas sin electricidad donde se cocina a oscuras, y familias enteras durmiendo en camas tan pequeñas que tienen que acostarse cabeza con pies. “Si te dan ganas de orinar de noche, tienes que bajar unas escaleras peligrosas sin luz”, relató un vecino. Y mientras tanto, la libreta de racionamiento solo garantiza arroz y azúcar cruda.
Otro testimonio que eriza la piel es el de una joven que estuvo presa por participar en las protestas del 11 de julio. “Aquí no hay libertad de expresión. Si hablas, te tienes que tragar lo que piensas”, cuentan los youtubers, visiblemente impactados.
Black Mango también puso el dedo en la llaga con la crisis del sistema de salud en Cuba. Médicos que tienen que comprar medicinas de su propio bolsillo para poder atender a sus pacientes. Y, como si fuera poco, aseguran que los medicamentos solo llegan a los que tienen poder o acceso a divisas. Una denuncia que deja en evidencia lo desigual que está todo.
El momento más dramático del documental llega cuando un hombre, entre lágrimas, confiesa que come de los tanques de basura, duerme en portales y sobrevive vendiendo javitas. “¡Ayúdennos!”, clama desesperado. Otro hombre, roto por dentro, dijo simplemente: “Lo que tenía que perder, ya lo perdí. Mi mamá está muerta”. Es imposible no sentir un nudo en la garganta.
La visita de Black Mango no pasó desapercibida. Tanto, que la Seguridad del Estado cubana los interrogó. Oficiales se presentaron en el apartamento donde se hospedaban y les revisaron teléfonos, redes sociales y pasaportes. “Estábamos siendo vigilados. Nunca nos había pasado algo así, y hemos viajado por muchos países”, contaron los españoles, admitiendo que sintieron miedo hasta el último minuto antes de montarse en el vuelo de regreso a Madrid.
En su pódcast, los youtubers confesaron que bastó con una story de apenas 40 segundos mostrando la miseria en un barrio cerca del Capitolio para que “se activaran todas las alarmas del régimen”. Y lanzaron la pregunta que retumba: “Si a nosotros, siendo extranjeros, nos hacen esto, ¿qué no le harán al cubano de a pie?”.
