¿Has tenido que legalizar un papelito en Cuba últimamente? Si la respuesta es sí, probablemente todavía estés traumado. Porque, aunque el gobierno lleva años prometiendo modernizar el asunto, la realidad sigue siendo la misma de siempre: colas interminables, trámites manuales, apagones que paran todo y, cómo no, el famoso “aceite” (a.k.a. soborno) para destrabar el papeleo. Aquí te cuento cómo está la película, según datos oficiales y lo que se vive en la calle.
Las promesas y la triste realidad
Legalizar un documento en Cuba sigue siendo un auténtico viacrucis para miles de personas, pese a que las autoridades se han llenado la boca hablando de traspasos de funciones y supuestas mejoras en el sistema.
Hace poco, la prensa oficialista sacó un reportaje vendiendo avances en la informatización y la rapidez de estos procesos. Pero la realidad en la calle es otra bien distinta: filas larguísimas, esperas que parecen eternas, apagones que paralizan las oficinas y sistemas informáticos que parecen salidos de la época del Comodoro 64. Y en medio de todo, la corrupción sigue campante.
Del Minrex al Minjus: el traspaso que no resolvió nada
Resulta que en febrero de 2025, el Ministerio de Justicia (Minjus) se hizo cargo de la legalización de documentos, tarea que antes estaba en manos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex).
Rosabel Gamón Verde, viceministra primera del Minjus, soltó cifras optimistas en el periódico Granma: en 2022 se legalizaron 442,564 documentos; en 2023, subieron a 684,639; y en 2024 llegaron a 860,135. Y en solo seis meses de 2025 ya van más de 600,000. ¡Todo suena muy bonito sobre el papel!
Pero las cifras no cuentan toda la historia. Según la propia funcionaria, el mayor cuello de botella está en conseguir los documentos de base, sobre todo los que vienen de universidades y centros docentes. Mientras tanto, la gente sigue esperando con los nervios de punta y ninguna garantía de cuándo saldrán sus papeles.
Universidades desbordadas y trámites a la antigua
Los documentos académicos —títulos, certificaciones de notas y demás— encabezan la lista de los más demorados. Universidades como la de La Habana, la CUJAE o la de Ciencias Médicas están absolutamente colapsadas y no tienen capacidad para procesar la avalancha de solicitudes que les llega cada día.
La Ley de Memoria Democrática en España y la estampida migratoria de cubanos han empeorado todo. Para colmo, en muchos municipios la falta de electricidad obliga a trabajar “a mano” —¡sí, en pleno 2025!—, lo que retrasa aún más los trámites.
Las autoridades insisten en que tienen “los insumos materiales y humanos” necesarios, pero los empleados viven dependiendo de que “regrese la corriente” para poder meter datos en el sistema. Una locura.
Límite diario y burocracia sin fin
Por si fuera poco, Camilo Pascual Vizcaíno, presidente del Grupo Societario de Bufetes Internacionales, reconoció que, aunque han dado pasos en la informatización, el proceso sigue siendo lento y depende de demasiadas instituciones diferentes.
Además, reveló que existe un límite diario de documentos que pueden “entrar” al Minjus. Esto crea embotellamientos en las provincias y provoca retrasos en cadena.
La Organización Nacional de Bufetes Colectivos (ONBC) dice que tramitan más de 3,000 documentos al día en todo el país. Sin embargo, admiten que hay atrasos que se remontan hasta abril y que las famosas “valijas” con papeles llegan tarde a La Habana. Vamos, un desastre logístico.
Sobornos: la vía “exprés” para sobrevivir al caos
Lo que nadie dice abiertamente en la prensa oficialista es que, ante tantos obstáculos, mucha gente termina pagando por la vía rápida. En el mercado negro, los mismos documentos que demoran meses (¡o años!) se consiguen en unos días… si tienes suficiente billete para “aceitar” el mecanismo.
Es una práctica que se ha extendido por toda la isla. La desesperación es tal que muchos cubanos no ven otra salida, sobre todo si están tratando de largarse del país, estudiar fuera o aprovechar la Ley de Nietos para conseguir la ciudadanía española antes de que cierre el plazo.
Aunque el gobierno anuncia con bombos y platillos nuevos sistemas de atención en línea, mensajerías y servicios personalizados para legalizar documentos, la mayoría de los cubanos sigue chocando con colas que parecen eternas, funcionarios reventados de trabajo y oficinas en condiciones que dejan mucho que desear.
Promesas digitales que no llegan
El Minjus asegura que está en plena faena para digitalizar todo el proceso, pero ni han dado fechas claras ni se ven resultados concretos. Han creado un grupo de trabajo dirigido por el propio ministro para intentar poner orden, pero hasta ellos reconocen que “la respuesta no es la que queremos nosotros ni nuestro pueblo”.
Mientras tanto, los cubanos siguen atrapados en este círculo vicioso de burocracia, demoras y corrupción. Legalizar un documento puede costar meses, toneladas de paciencia… o bastante dinero bajo la mesa. Y lo peor es que, por ahora, no se ve la luz al final del túnel.