Un tornado impresionante y aterrador se dejó ver este jueves 10 de julio en el municipio de Güira de Melena, Artemisa. Aunque no provocó desgracias personales ni daños materiales graves, el fenómeno natural puso los pelos de punta a más de uno y desató una avalancha de fotos y videos en redes sociales que dejaron claro que el susto fue bien grande.
La nube embudo, que tocó tierra brevemente en una zona rural, fue captada desde distintos ángulos por vecinos de Güira y San Antonio de los Baños. El cielo se volvió una película de miedo, con esa columna de tierra y polvo rojo que se alzó como un monstruo del Caribe. Las imágenes que circulan no tienen nada que envidiarle a las de los tornados de Kansas.
“Una escena sacada de un filme de terror”, comentaron en la página Aficionados a la Meteorología, donde confirmaron que el embudo arrastró tierra del suelo, dándole ese inquietante tono naranja al fenómeno.
¿Y los daños? Por suerte, ninguno… esta vez.
Los primeros reportes señalan que no hubo heridos ni afectaciones a viviendas, ya que el tornado se mantuvo en campo abierto. Pero eso no quita que el susto haya sido de campeonato. Las calles quedaron desiertas, los tractores frenaron en seco, y los móviles se alzaron como única defensa ante un espectáculo natural poco común en esa zona del occidente cubano.
¿Estamos listos para algo así?
Esa es la gran pregunta. Porque sí, esta vez la naturaleza fue benévola, pero ¿qué pasará la próxima? Con la temporada ciclónica en marcha y un clima cada vez más extremo por culpa del cambio climático, la inquietud está servida: ¿Tiene Cuba capacidad real de respuesta ante un fenómeno de esta magnitud?
Lo cierto es que la experiencia pasada no da muchas esperanzas. Basta recordar el tornado que reventó La Habana en enero de 2019, dejando muertes y destrucción. Aquel desastre aún duele, y muchos aún siguen esperando por las promesas de reconstrucción del régimen, que como de costumbre, se quedaron en puro cuento.
Ahora, en 2025, el país vuelve a presenciar el poder de la naturaleza, pero sin avances reales en preparación ni alertas tempranas eficientes. Las imágenes compartidas por meteorólogos como Madison Torres y Frank Fernández Castañeda muestran un fenómeno bien definido, con todas las características para ser catalogado como tornado. Sin embargo, ni una alarma sonó en las comunidades cercanas, y el aviso más rápido llegó por Facebook.
La gente se entera más rápido por un post que por el gobierno.
Mientras los cubanos de a pie filman lo que pueden y lo suben a las redes, el régimen sigue aferrado a su inercia, sin tecnología ni voluntad para invertir en protección civil real. Todo queda en manos del pueblo, que una vez más enfrenta solo los embates de una realidad que no perdona ni espera.
El tornado de Güira de Melena fue una advertencia con el volumen bajito. Pero ¿quién sabe si el próximo no viene con la furia de un ciclón y la desidia estatal no deje otra vez a la gente a su suerte?