La joven modelo Lina Luaces fue coronada esta semana como Miss Universe Cuba, convirtiéndose en la nueva cara que representará a la isla en el certamen de belleza más famoso del planeta. Pero lejos de ser un cuento de hadas, su elección ha levantado más de una ceja, y no precisamente por sus medidas ni pasarela, sino por su árbol genealógico.
Resulta que Lina no viene de cualquier cuna. Es hija de Lili Estefan, la famosa presentadora de Univisión, y sobrina segunda de los íconos latinos Emilio y Gloria Estefan. Y claro, como era de esperarse, muchos han empezado a preguntarse si esa coronita le llegó por carisma… o por conexiones.
“No todo el mundo lo ve igual, y está bien”
En una entrevista reciente en Al Rojo Vivo, Lina puso el parche antes de que le saliera el grano. Habló sin tapujos sobre las dudas que giran en torno a su apellido y cómo este ha marcado su camino.
«Unos días sentía que era ventaja, otros que era un peso que me obligaba a dar el triple. Todo depende de cómo lo mires», confesó, dejando claro que ni la fama ni el apellido le han ahorrado el trabajo duro.
Cuando le tocaron el tema del idioma —porque hay quienes dicen que su inglés le gana al español— y la fama que ya tenía antes del certamen, no se achicó. “Tengo la piel dura, crecí bajo los reflectores. Desde niña me criticaron por todo. Aprendí a mirarme al espejo y decir: ‘Esta soy yo’. Cuando sabes quién eres, ya estás del otro lado”, soltó con seguridad.
La polémica la acompaña, pero el foco también
Lo cierto es que, con o sin polémica, Lina ha logrado lo que ninguna otra cubana había hecho en más de medio siglo: llevar la banda de Cuba al Miss Universo, algo que solo volvió a suceder en 2024 cuando Marianela Ancheta rompió el silencio de 57 años de ausencia.
Ahora, con un perfil mediático bien aceitado y un nombre que abre puertas, Lina Luaces entra al ruedo internacional cargada de expectativas. Para muchos es una figura fresca, moderna y con experiencia frente a cámaras; para otros, un símbolo de lo difícil que es abrirse paso en el mundo del espectáculo sin tener «apellidos de oro».
Pero más allá de la polémica y los comentarios, lo que queda claro es que el regreso de Cuba a Miss Universo no ha pasado desapercibido, y con Lina al frente, la conversación está más encendida que nunca. La pregunta es: ¿será suficiente su carisma para conquistar la corona o el ruido mediático la perseguirá hasta la pasarela final?
Habrá que esperar, pero lo que sí se sabe es que, por primera vez en décadas, Cuba vuelve a estar en boca del mundo en el universo de la belleza. Y con ruido o sin él, ya eso es un hito.