En una nueva jugada que pone contra las cuerdas al castrismo, Estados Unidos sancionó este viernes a dos de los peces gordos de la represión en Cuba: el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), Álvaro López Miera, y el jefe del Ministerio del Interior (MININT), Lázaro Alberto Álvarez Casas. Ambos quedan oficialmente vetados de entrar a territorio estadounidense, al igual que sus familiares más cercanos.
La medida fue confirmada por una alta funcionaria del Departamento de Estado en declaraciones al Miami Herald, y llega justo en el marco del cuarto aniversario del 11 de julio de 2021, cuando miles de cubanos salieron a las calles al grito de “¡Libertad!” y el régimen respondió con cárcel, palos y plomo.
Las sanciones fueron impuestas bajo la sección 7031(c) de la Ley de Asignaciones del Departamento de Estado para el año fiscal 2025. Esa norma impide la entrada a EE.UU. a funcionarios extranjeros involucrados en corrupción significativa o violaciones graves de derechos humanos, lo que les cae como anillo al dedo a estos dos jerarcas del castrismo.
López Miera, viejo conocido en las listas negras de Washington, ya había sido sancionado por la administración Biden en 2021. Es uno de los hombres fuertes del aparato militar cubano y un engranaje clave en la maquinaria represiva. Por su parte, Álvarez Casas fue marcado por el gobierno de Trump bajo la Ley Magnitsky, por su participación en arrestos arbitrarios y juicios sumarios tras las protestas del 11J.
Las acciones anunciadas no terminan ahí. También se revocaron visados a varios funcionarios del sistema judicial y penitenciario cubano, aunque sus nombres no fueron revelados por cuestiones legales. A esto se suma la inclusión de nuevas instalaciones en la Lista de Alojamientos Prohibidos en Cuba, enfocándose en propiedades del conglomerado militar GAESA, ese pulpo financiero que estrangula la economía nacional mientras el pueblo apenas sobrevive.
El senador Marco Rubio no tardó en soltar su opinión en redes. En su cuenta de X (antes Twitter), dejó claro que estas medidas son un mensaje contundente:
“Cuatro años después de la brutal represión del régimen cubano contra los manifestantes, el Departamento de Estado está restringiendo los visados para los cabecillas del régimen cubano, Díaz-Canel, López Miera, Álvarez Casas y sus compinches por su papel en la brutalidad del régimen cubano contra el pueblo cubano.”
Rubio también señaló que la Torre K, un lujoso edificio controlado por el castrismo, fue incluida en la lista negra para evitar que “los dólares americanos sigan financiando la represión mientras el pueblo no tiene ni agua ni comida.”
Esta nueva tanda de sanciones es un golpe simbólico pero potente, que demuestra que la comunidad internacional no está dispuesta a hacerle la vista gorda al castrismo. El Departamento de Estado dejó claro que seguirá del lado del pueblo cubano y que la impunidad no es una opción para los que han ordenado golpear, enjuiciar y encarcelar a su propio pueblo por exigir libertad.
Mientras tanto, en La Habana, el silencio de las autoridades es tan estruendoso como la falta de libertades. El castrismo sigue atrincherado, pero cada vez más aislado. Y cada vez con menos oxígeno.