Tras las nuevas sanciones migratorias impuestas por Estados Unidos contra altos cargos del régimen cubano, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla salió con su ya trillado discurso de resistencia en redes sociales, asegurando que el «imperio» jamás logrará doblarle el brazo ni al pueblo ni a sus dirigentes.
Con tono solemne y casi teatral, Rodríguez escribió en su cuenta de X que a pesar de la “guerra económica prolongada y despiadada”, el pueblo sigue en pie. A esa puesta en escena se sumó el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío, quien calificó las sanciones como una muestra de “soberbia e impotencia” por parte de Washington. En su delirio propagandístico, llegó a decir que aceptaban la sanción “con orgullo”, como si se tratara de una medalla por buen comportamiento revolucionario.
Pero el pueblo no se tragó el cuento.
La respuesta en redes fue contundente y sin pelos en la lengua. Cientos de usuarios respondieron con burla e ironía, señalando la incoherencia de quienes, por un lado, critican ferozmente al “imperio” y, por otro, no se aguantan las ganas de pasearse por Nueva York o Miami.
“Si tanto odian a Estados Unidos, ¿por qué se molestan porque no los dejan entrar?”, escribió una usuaria con sarcasmo. Otra fue más directa: “Si están tan orgullosos de sus sanciones, ¿por qué no se quedan callados y ya?”.
La calle —aunque sea virtual— volvió a decir lo que muchos piensan y pocos pueden gritar en la isla: que el verdadero verdugo del pueblo cubano no es Washington, sino la misma cúpula gobernante que lleva más de seis décadas exprimiendo al país mientras vive con lujos que el cubano de a pie ni sueña.
“Sí, Estados Unidos no ha podido doblegar la voluntad del pueblo cubano. Pero ustedes sí. Con represión, hambre, apagones, y cárcel para el que disiente”, soltó otro usuario en respuesta directa al canciller.
El contraste entre el discurso oficialista y la realidad que vive la gente no puede ser más grotesco. Mientras los jerarcas del régimen se victimizan, en las calles de La Habana proliferan los basureros, los derrumbes y los estómagos vacíos. Y las redes sociales, que tanto tratan de censurar, se les han virado en contra.
Las sanciones estadounidenses anunciadas este viernes contra Miguel Díaz-Canel, por su responsabilidad en las violaciones de derechos humanos tras las protestas del 11 de julio de 2021, fueron solo el inicio de una ofensiva diplomática que también incluyó medidas contra otros altos funcionarios del régimen, incluyendo jueces, militares y carceleros que participaron o facilitaron la represión.
Además, el Departamento de Estado actualizó su lista de Alojamientos Prohibidos, incorporando propiedades vinculadas al entramado empresarial militar GAESA, como la lujosa “Torre K” del Vedado, símbolo de una élite militar que construye hoteles vacíos mientras el pueblo duerme bajo techos que se caen.
Las sanciones, impuestas bajo la sección 7031(c) de la Ley de Asignaciones del Departamento de Estado para el año fiscal 2025, impiden el ingreso a territorio estadounidense a quienes estén involucrados en corrupción y abusos graves. Y como siempre, el castrismo responde con el guion de siempre: victimismo, nacionalismo barato y mucha propaganda.
Pero lo que queda claro, y lo está dejando escrito el pueblo en cada comentario, es que la farsa del régimen ya no convence ni a sus propios militantes. La calle lo sabe: la dignidad no se declama en Twitter. Se demuestra respetando los derechos del pueblo. Y de eso, en el poder, no queda ni un gramo.
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