Lo que pintaba para ser una noche de gozadera cubana en Houston terminó como una escena sacada de una película de peleas callejeras. El reguetonero Oniel Bebeshito, uno de los rostros más populares del género urbano entre los cubanos en el exilio, ofrecía su concierto este sábado en el NRG Arena, cuando la cosa se salió completamente de control.
El evento, que había reunido a una buena cantidad de fans, acabó en bronca colectiva apenas terminó la música. Según se ve en videos que no tardaron en llenar las redes sociales, el ambiente festivo se convirtió en caos puro cuando dos grupos comenzaron a darse golpes sin piedad dentro del recinto. Nadie sabe con exactitud por qué empezó la bronca, pero lo cierto es que los ánimos se calentaron bien rápido.
Sillas volando, empujones, gritos, tubos en mano… aquello parecía cualquier cosa menos un concierto. Testigos cuentan que varios se armaron con lo que encontraron —palos incluidos—, y comenzaron a lanzarse objetos entre ellos, justo frente a la tarima donde minutos antes todo era fiesta y perreo.
Muchos asistentes, que solo querían disfrutar de la música de Bebeshito, quedaron atrapados en medio del desorden. El equipo de seguridad tuvo que entrar en acción para evacuar al público, mientras la policía local se apareció para contener la situación antes de que el escándalo se extendiera fuera del recinto. Hasta ahora, no hay reportes oficiales de arrestos, pero el susto fue grande.
Bebeshito, por su parte, no ha dicho ni pío. Ni una historia de Instagram, ni un comentario. Su silencio ha dejado a más de uno con mal sabor, sobre todo porque no es la primera vez que un concierto suyo termina de esa manera.
Hace casi un año, en otro de sus shows, también se formó tremenda bronca. En aquella ocasión, el cantante siguió cantando como si nada pasara, mientras abajo la gente se entraba a piñazos. Las cámaras captaron el momento justo en que parte del equipo de seguridad se movía con rapidez hacia el público, mientras él seguía en tarima, sin detener la música ni una sola vez.
El público esperaba fiesta, no peleas. Y aunque no es responsabilidad directa del artista lo que hagan sus seguidores, sí queda claro que los shows de Bebeshito se están convirtiendo, para muchos, en sinónimo de problemas. Una lástima, porque la comunidad cubana en Houston merece espacios de alegría, no más violencia ni escándalos.
El régimen podrá controlar el discurso en Cuba, pero fuera de la Isla, donde la libertad permite a los artistas desarrollarse, también es necesario un mínimo de responsabilidad y respeto hacia el público. Sobre todo cuando se trata de un pueblo que ha tenido que huir de los golpes —literal y figuradamente— para buscar una vida mejor.
Que el reguetón no se convierta en pretexto para repetir los mismos patrones de descontrol que tanto daño han hecho dentro y fuera de la patria.
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