La organización Miss Universe ha decidido, por fin, abrir los ojos y reconocer lo que ya es una realidad: la mujer cubana está regada por el mundo entero. Y como reflejo de esa Cuba que vive dentro y fuera de la Isla, ahora cualquier mujer con sangre cubana —sin importar dónde nació— podrá competir por la corona de Miss Universe Cuba.
La noticia llega como un soplo de aire fresco para miles de jóvenes cubanas de segunda generación que han crecido en el exilio, especialmente en Estados Unidos. A partir de este nuevo ciclo del certamen, no será necesario tener pasaporte cubano ni haber nacido en la Isla. Basta con tener madre o padre cubano, cumplir con los requisitos generales del concurso y, por supuesto, llevar a Cuba en el corazón.
Este año ya se vieron los primeros frutos de esta política, con dos concursantes nacidas en EE.UU. de padres cubanos representando al país en la competencia nacional. Y lo hicieron con orgullo, demostrando que la cubanía no se limita a un territorio, ni a los caprichos de un gobierno que intenta decidir quién es «más cubano» que quién.
Los organizadores fueron claros: “lo importante es la ascendencia directa y el compromiso con la cultura cubana”, dejando a un lado el formalismo burocrático y ese pasaporte que muchos de la diáspora ni tienen ni quieren tener, porque saben que representa un régimen que no los representa a ellos.
Esta decisión marca un cambio importante, no solo en el mundo del modelaje y los certámenes, sino también en cómo se empieza a redefinir la identidad cubana fuera de los márgenes que impone el castrismo. Por fin se reconoce que la mujer cubana no es solo la que vive en La Habana o Santiago, sino también la que creció en Miami, Madrid o Ciudad de México, pero que sigue hablando con el acento de su abuela y cocinando arroz congrí los domingos.
Por supuesto, para competir hay que cumplir con los requisitos básicos del certamen: buena salud física y mental, cero problemas legales y disposición para representar a Cuba en el escenario internacional. Pero más allá de eso, lo que se busca es una representación real, diversa y moderna de la mujer cubana, una que no esté atada al control del régimen, ni a sus narrativas excluyentes.
Esta apertura es una victoria simbólica, sobre todo en tiempos donde desde dentro de la Isla se intenta censurar, dividir y controlar hasta la identidad del cubano que vive fuera. Miss Universe Cuba da un paso adelante y le dice al mundo que Cuba no cabe en una sola isla… pero sí en millones de mujeres que la llevan en la sangre, estén donde estén.
