Un lamentable accidente de tránsito cobró la vida de un cubano trabajador y querido, luego de que una rastra se volcara en plena Loma de Rejondones, en el municipio de Báguanos, Holguín. El hecho vuelve a dejar al descubierto las condiciones deplorables de las carreteras en Cuba y la inseguridad con que se movilizan muchos transportistas por obligación, no por elección.
Las imágenes del siniestro circularon en redes sociales, específicamente en el grupo de Facebook “ACCIDENTES BUSES & CAMIONES por más experiencia y menos víctimas!”, donde el usuario Elier García Martínez compartió la foto del camión volteado de lado como una triste evidencia de otra vida perdida por culpa del abandono estatal.
La víctima fue identificada como Jorgito, oriundo de Cárdenas, Matanzas, y chofer de la empresa Almacenes Universales S.A., con base en Varadero. Sus compañeros de trabajo, familiares y amigos han inundado las redes con mensajes de dolor y rabia contenida.
“Eso fue en la loma de los Rejondones… era mi compañero, tremendo chofer y mejor padre”, expresó en un post el usuario Yionnis Calderín, quien compartía labores con el fallecido.
Otra voz que rompió el silencio fue Yuni Benítez, sobrina del difunto, quien escribió entre lágrimas una despedida que caló hondo en quienes la leyeron:
“Mi tío, estamos destrozados… eras el motor de esta familia. Esto parece un sueño, uno de esos que ojalá fuera pesadilla y no realidad.”
Las palabras de Jeovanys Martínez, otro amigo cercano, resumen bien el sentimiento general:
“Era un gran hombre, un amigo leal y sobre todo, un chofer de los buenos. EPD, Jorgito.”
Este nuevo accidente es solo una gota más en el mar de desastres viales que azotan la Isla, alimentados por una mezcla explosiva de carreteras abandonadas, camiones envejecidos y choferes que trabajan jornadas agotadoras sin garantías de seguridad. El régimen cubano, lejos de atender esta crisis estructural, sigue priorizando desfiles, hoteles y propaganda, mientras los muertos se siguen acumulando en el asfalto.
No es el primer caso ni será el último mientras las condiciones no cambien. Justo este mismo sábado, otra rastra terminó volcada a la altura del kilómetro 126 de la Autopista Nacional. En ese caso, por suerte, no hubo víctimas humanas, solo pérdidas materiales, aunque el susto fue grande.
Según testigos, el camión se desestabilizó y cayó de lado, posiblemente porque el chofer se quedó dormido al volante, algo muy común entre los transportistas que no duermen ni descansan lo necesario por cumplir con metas impuestas desde oficinas que no conocen el calor del asfalto.
Las rastras siguen cayendo, las vidas se siguen perdiendo y los responsables siguen cruzados de brazos. En Cuba, moverse por carretera no es un viaje, es una ruleta rusa, y cada día que pasa sin que se haga algo, es un día más en que otro cubano puede no llegar a casa.
Una vez más, el pueblo sufre las consecuencias del abandono institucional, mientras quienes gobiernan siguen mintiendo desde sus tribunas.
