La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras amaneció este lunes fuera de servicio, otra vez. Según los voceros oficiales del régimen, la planta —considerada “la joyita” del sistema eléctrico cubano— entró en una parada técnica programada de cuatro días para realizarle un “mantenimiento ligero”, que supuestamente permitirá recuperar algo de la potencia perdida.
Durante este parón, los técnicos harán inspecciones, limpiezas y ajustes varios, todo con el objetivo de que esta veterana planta de Matanzas vuelva a dar señales de vida. Pero lo cierto es que ni los mantenimientos ni las promesas logran sostener al sistema eléctrico nacional, que hace aguas por todas partes.
La Unión Eléctrica (UNE) reconoció que el panorama es crítico. Este lunes el déficit superó los 1,800 megawatts, una cifra escandalosa que evidencia el colapso sostenido de un sistema condenado por décadas de abandono, falta de inversión real y decisiones chapuceras.
Cuba entera está siendo apagada por el castrismo. La electricidad se fue durante todo el domingo, y este lunes la cosa no mejoró: a las 10:40 de la noche del día anterior se alcanzó una afectación brutal de 1,732 MW, y no fue porque no supieran que eso iba a pasar, sino porque ni combustible tenían para encender las patanas de La Habana.
La energía solar tampoco salva la papeleta. A pesar del bombo y platillo con que el régimen vendió la puesta en marcha de 21 parques solares, estos apenas aportaron poco más de 2,200 MWh en todo el día. En el horario del mediodía, su producción máxima fue de 505 MW, una gota en el océano de apagones que sufre el pueblo.
A las 7 de la mañana, la demanda ya superaba por 873 MW la capacidad de generación real. Y para el pico de la noche, la UNE admite que el déficit rondará los 1,755 MW, con una afectación que podría llegar a 1,825 MW si las condiciones siguen igual… es decir, terribles.
Mientras tanto, la Guiteras —que ya venía generando apenas 210 MW, lejos de su capacidad nominal de más de 250— sigue lidiando con salideros, falta de vapor, sobreconsumo de agua y roturas internas. Según su director, Rubén Campos, el problema está en el recalentador de alta temperatura, una pieza vital que no aguanta más remiendos.
El plan actual es recuperar 40 MW en apenas 84 horas (poco más de tres días), aunque el periodista oficialista José Miguel Solís —desde Radio 26— se apura en asegurar que todo está calculado al detalle y que, con suerte, podrían terminar antes. Claro, si no “se aparece otra rotura” como suele pasar.
Pero el pueblo no vive de excusas. Mientras el castrismo se enreda en cifras y promesas, los cubanos enfrentan apagones de hasta 20 horas al día, con comida echada a perder, niños sudando sin ventilador y ancianos que no pueden usar ni un nebulizador.
Y lo más insultante: siguen hablando de planificación, mientras el sistema eléctrico nacional se cae a pedazos.
Cuba no necesita más “paradas técnicas”. Necesita un cambio profundo. Porque mientras sigan los mismos de siempre al mando, la oscuridad no será solo eléctrica… será total.
