La noticia ha sacudido a La Habana y a toda la comunidad amante de los animales: el veterinario cubano Yasiel Adrián Quiñones Alfonso, de apenas 30 años, está desaparecido desde el pasado 12 de julio. El joven fue visto por última vez en el municipio de Bejucal, en la provincia de Mayabeque, y después se le perdió el rastro cerca de la conocida Clínica Veterinaria Carlos III. Familiares, amigos y activistas están en vilo, temiendo por su seguridad y rogando que aparezca sano y salvo.
Yasiel no es un desconocido. Es un chico querido y muy dedicado a su profesión. Vive en Centro Habana y trabaja en la Clínica Veterinaria Vetpro, además de ofrecer servicios en la zona de Carlos III. Pero detrás de su bata blanca y su amor por los animales, se escondía un profundo dolor. Personas cercanas han contado que estaba atravesando un momento emocional muy difícil. Dejó cartas de despedida y hasta entregó su celular a su hermana, al parecer para que nadie pudiera ubicarlo.
La activista Lara Crofs fue una de las primeras en encender las alarmas en Facebook. En una publicación desgarradora, explicó que Yasiel estaba en un estado depresivo “grave” y que la última vez que lo vieron fue precisamente en las inmediaciones de la clínica Carlos III. “Le entregó su celular a su hermana para no ser encontrado”, escribió Lara, dejando claro que la situación es crítica y que el tiempo apremia para encontrarlo.
No han sido pocos los que se han unido a este llamado de auxilio. La organización BAC-Habana, conocida por su labor incansable en la protección animal, hizo público un mensaje que pone los pelos de punta: “La situación es extremadamente grave. Se encuentra en un estado depresivo alarmante y no se sabe su paradero exacto”. Además, pidieron la ayuda de todos: “Ha salvado incontables vidas animales y hoy necesita que salvemos la suya”. Es imposible no sentir un nudo en la garganta al leerlo.
La preocupación por Yasiel ha desbordado las redes. Incluso, Luciano Sariol Rodríguez, quien lo identificó como miembro de la Logia Corazones Unidos, contó que el veterinario desapareció tras sufrir un ataque nervioso. Es como si cada nuevo detalle que se conoce aumentara la angustia de quienes lo quieren y de toda la comunidad.
Las redes sociales, mientras tanto, se han convertido en el campo de búsqueda más activo. Fotos de Yasiel y llamados a compartir su información inundan Facebook, Instagram y grupos de WhatsApp. También han circulado varios números de teléfono para que cualquier persona que tenga información pueda comunicarse de inmediato. Es la única esperanza en un contexto donde, lamentablemente, las autoridades suelen permanecer en silencio demasiado tiempo.
El caso de Yasiel no es aislado. Su desaparición se suma a una preocupante cadena de personas desaparecidas en Cuba, un fenómeno que parece estar creciendo y que deja a muchas familias sumidas en la desesperación. Las redes sociales y los medios independientes se han vuelto, prácticamente, el único salvavidas para visibilizar estos casos y buscar ayuda, ante la inacción o lentitud de las instituciones oficiales.
Uno de los casos más recientes que ha estremecido al país es el de Yusmar Duanis Vega, un joven de 29 años originario de Santiago de Cuba. Desde el 3 de julio no se sabe nada de él. La última vez que se comunicó con su madre fue desde Marianao, en La Habana. Desde entonces, su teléfono está apagado y su rastro, completamente perdido. Su historia se suma a la angustia generalizada.
Y no es el único caso pendiente. También continúa sin resolverse la desaparición de Doraiky Águila Vázquez, desaparecida desde marzo. Su madre, Maura Vázquez, ha suplicado ayuda en redes, incluso escribiendo: “Lo imploro de rodillas a Dios y a todo el pueblo”. Según ha contado, su hija necesita atención médica urgente y ha denunciado públicamente que ninguna institución ha hecho nada efectivo por encontrarla.
Por desgracia, no todos estos casos tienen un final feliz. Un desenlace devastador fue el de Yasiel Amador López, un joven de Guanajay que padecía esquizofrenia y cuyo cuerpo apareció sin vida semanas después de desaparecer. Su hermana, entre lágrimas, denunció que nadie lo ayudó, a pesar de que pidió auxilio en varios lugares y difundió sus datos en redes sociales. “Pidió ayuda en varios sitios y nadie llamó. La Policía tampoco ayudó en nada”, afirmó, evidenciando la tremenda soledad que enfrentan muchas familias.
Cada nueva desaparición incrementa la preocupación ciudadana en Cuba, un país donde, lamentablemente, no existen protocolos claros ni eficaces para buscar a las personas desaparecidas. La carga de localizarlas suele recaer en sus familias y amigos, quienes luchan contrarreloj, entre la angustia y el miedo, para evitar finales trágicos.
Hoy, toda una comunidad tiene la mirada puesta en Yasiel Adrián Quiñones Alfonso, esperando que aparezca con vida. Porque un joven que ha salvado tantas vidas animales merece que ahora, entre todos, logremos salvar la suya.