Siete años después de haberle visto la cara a la muerte, Mailén Díaz Almaguer no solo está viva, sino que ha vuelto a hablar… y lo ha hecho con el corazón en la mano. Su historia, contada en una reciente entrevista con CNN en Español, pone los pelos de punta y, al mismo tiempo, desenmascara el abandono y la insensibilidad del régimen cubano.
Aquel fatídico vuelo DMJ-972, que partió de La Habana rumbo a Holguín en 2018, cayó al vacío apenas minutos después de despegar. Murieron 112 personas. Solo ella quedó con vida. Pero lo que vino después no fue precisamente un final feliz.
“No recuerdo el avión… pero sí el dolor”
En su testimonio, Mailén cuenta que no guarda memoria del momento del accidente. Solo fragmentos sueltos del aeropuerto. Fue en el hospital donde despertó, descubrió que su esposo había muerto y entendió que su cuerpo ya no volvería a ser el mismo. Le amputaron parte de la pierna izquierda y quedó paralizada de ambas.
Desde entonces, ha vivido una batalla constante contra el dolor físico, las secuelas emocionales y el olvido institucional. Cirugías, fisioterapia, insomnio, frustración. Su cuerpo roto fue tratado por médicos cubanos, a quienes agradece. Pero su alma, esa, la ha tenido que reconstruir sola, a fuerza de fe.
Ahora estudia para convertirse en seminarista metodista, maneja un carro adaptado a su condición y sueña con viajar fuera de Cuba para continuar su tratamiento. Vive en el reparto Siboney, en La Habana, donde compró una casa con la indemnización recibida tras el accidente. También se le ha visto conducir su vehículo, aunque nada de eso compensa lo que ha tenido que cargar.
El gobierno la premió con el olvido
En 2022, harta del silencio y de la hipocresía oficial, Mailén alzó la voz. En una directa en Facebook, denunció públicamente la falta de insumos médicos y la precariedad que vive: sin guantes, sin sondas adecuadas, sin medicamentos esenciales como la Nitrofurantoína.
“Yo también paso trabajo como todo el mundo. No estoy viviendo la dulce vida”, soltó con rabia. Y esa simple verdad, tan común para millones de cubanos, provocó que el aparato propagandístico le soltara los perros.
Le llegaron amenazas. Una incluso decía: “¿Entre tantos que iban en el avión, tenía que quedar este ser?”. Una frase que retrata la crueldad que reina en una sociedad anestesiada por la doble moral oficial. Pero también recibió apoyo, como el del humorista Andy Vázquez, quien desde Miami gestionó ayuda médica para ella.
Volver a volar
En 2021, Mailén hizo algo que pocos se atreverían: volvió a montarse en un avión. Las imágenes de ese momento, que compartió en redes, fueron un grito de valentía, un símbolo de que el miedo no la define.
A pesar del dolor y de las ausencias, sigue viva. Y eso, en un país donde la vida se va gota a gota entre colas, apagones y abandono, es casi un acto revolucionario… del bueno.
Una voz que no se apaga
En la entrevista con CNN, le envió un mensaje al único sobreviviente de un reciente accidente aéreo en India: “Dios tiene un propósito con su vida. Y si estamos aquí, hay que seguir buscando ese propósito”.
Mailén no solo sobrevivió al avión. También sobrevivió al sistema. Y eso, para cualquier cubano, es la parte más dura del viaje.
Su historia es un llamado urgente a mirar de frente los desastres que el régimen pretende enterrar bajo toneladas de silencio. Porque detrás de cada tragedia maquillada hay una verdad que duele, una verdad que grita.
Y Mailén, con su voz firme, con su fe inquebrantable y su dignidad intacta, se ha convertido en ese grito que ya no pueden callar.