Tremendo momentazo se armó en el set de El Gordo y la Flaca, cuando la querida presentadora Lili Estefan se quedó boquiabierta al oír a su hija, Lina Luaces, soltar un español fluido y lleno de seguridad. “Oye, te escucho hablando español y no te reconozco… ¡parece que no eres mi hija!”, exclamó Lili, con la cara más sorprendida que si hubiera visto un fantasma en pleno estudio.
Lina, recién coronada Miss Universe Cuba 2025, no se achicó ni un pelo y explicó cómo se fajó duro para reconectar con sus raíces. “Veinticuatro horas al día. Mis amigas, lamentablemente, no hablan español. Así que tuve que apartarme de ellas por dos meses y rodearme de gente que me corrigiera y me ayudara a soltar la lengua.”
¡Y mira si le funcionó! Hasta su madre tuvo que reconocer entre risas que siempre le decía que algún día se iba a arrepentir de no hablar español en casa. Lina, humilde y sonriente, le dio la razón: “Mi mamá tenía razón.” Un sacrificio que, según ella, ha sido clave en su preparación como representante cubana en el certamen internacional.
Este intercambio dejó al descubierto algo mucho más profundo que una simple entrevista: la lucha por mantener vivo el idioma y la cultura cubana en las nuevas generaciones del exilio. Lili no pudo ocultar el orgullo, no solo por la corona, sino porque su hija, pese a crecer lejos de la Isla, está peleando por mantener esa parte de su identidad que el régimen cubano se ha empeñado en fragmentar, sembrando separación entre familias y generaciones.
En el estudio, la atmósfera se volvió casi emotiva. Fue como un pequeño acto de justicia cultural, una declaración de que ser cubano no es solo cuestión de pasaporte, sino de corazón, lengua y memoria. Ser Miss Cuba no es solo lucir una banda y una corona; es también tender un puente con las raíces que el castrismo lleva décadas intentando borrar.
El video corrió como pólvora por las redes, desatando aplausos, debates y no pocos comentarios sobre lo que significa ser cubano lejos de la Isla. Mientras tanto, Lina Luaces sigue entrenándose, no solo para brillar en Miss Universo, sino para seguir alzando su voz —ahora en dos idiomas— y demostrar que ser cubano es algo que ningún régimen puede arrancar del alma.
