El humorista cubano Luis Silva, más conocido por su icónico personaje Pánfilo Epifanio, volvió a prender fuego en las redes con una descarga musical que mezcla sátira, sarcasmo y pura realidad cubana. Esta vez, le puso ritmo a las barbaridades dichas por la ministra de Trabajo, Marta Elena Feitó Cabrera, quien tuvo la osadía de afirmar que en Cuba no hay mendigos, sino que la gente “se disfraza” para pedir en la calle.
Sí, así como lo estás leyendo: según la ministra, los que uno ve hurgando en los latones, pidiendo una ayuda en la esquina o durmiendo en portales… están actuando. Como si la miseria en la isla fuera una obra de teatro mal montada.
Pánfilo, con ese olfato agudo para retratar el absurdo nacional, no se quedó callado. Tomó la canción “El muerto vivo” y la transformó en una parodia brutal titulada “No eran mendigos, estaban disfrazados”, que ha hecho reír —y rabiar— a miles en cuestión de horas. Con su voz afinada y su sentido del humor filoso, Pánfilo le puso letra a lo que tantos cubanos piensan, pero no pueden decir en voz alta.
La realidad que no cabe en un discurso
En el video, que circula como pólvora por TikTok, Facebook e Instagram, el querido personaje lanza su dardos en clave musical contra el cinismo descarado del régimen, representado en esta ocasión por Feitó. La ministra aseguró que “buscar comida en los basureros no es real”, que esas personas no tienen necesidad y que simplemente “encontraron un modo de vida fácil”.
¡Como si en Cuba hubiese algo fácil!
Pánfilo ironiza cada palabra, con una interpretación que mezcla el choteo criollo con la desesperanza de un país en ruinas. “No son mendigos, están disfrazados…” canta el personaje con tono burlón, desmontando con gracia el relato oficial.
Humor que golpea donde duele
En medio de la crisis que atraviesa la isla —con el 89% de los hogares viviendo en pobreza extrema, según datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos—, que una funcionaria del régimen se atreva a negar la existencia de la indigencia es no solo una bofetada al pueblo, sino también una muestra clara de la burbuja en la que vive la cúpula gobernante.
Pero Pánfilo, como buen cronista del absurdo cubano, transforma esa arrogancia en arte popular. Su video, aunque vestido de humor, es una denuncia directa, sin medias tintas, de la desconexión brutal entre la dictadura y la vida real del cubano de a pie.
Cuando el arte dice lo que muchos callan
En tiempos donde hablar claro puede costarte caro, la sátira se convierte en un arma poderosa. Luis Silva lo sabe bien y ha convertido a su personaje en el vocero del descontento de miles que no tienen tribuna. Su canción, más allá del chiste, es una cachetada sonora al descaro oficialista, y un grito colectivo que no necesita permiso para ser escuchado.
Y mientras los voceros del régimen siguen negando lo evidente, el pueblo se ríe… pero también despierta. Porque como dice Pánfilo en su video, aquí lo que sobran no son disfraces, sobra miseria, sobra abandono y sobra cinismo.
Y si algo falta, es vergüenza en el discurso de quienes aún pretenden maquillar el desastre que ellos mismos crearon.