En medio de tanto caos y carencias que se viven en Cuba, una pareja de cubanos radicada en Estados Unidos ha decidido cumplir un viejo sueño: comprarse su primera casa en la tierra que los vio nacer. Y no han dudado en gritarlo a los cuatro vientos en redes sociales, con un orgullo que se contagia.
Fue a través de TikTok donde la usuaria @claudiafrank compartió un video que ha provocado un torrente de comentarios. Entre fotos y música alegre, soltó el mensaje: “Oficialmente nuestra primera casa en Cuba.” ¡Y claro, el público estalló de emoción y felicitaciones!
En las imágenes se ve la casita reluciente, pintada de blanco, con detalles en piedra y un caminito de entrada bordeado por plantas que le dan ese aire típico de las viviendas cubanas en zonas rurales o semiurbanas. Al frente, un jardincito y el clásico enrejado de hierro forjado completan el cuadro, todo envuelto en esa vegetación tropical que, aunque hermosa, es testigo del desastre económico y social que el régimen ha sembrado en la isla.
La autora del video contó que su esposo trabaja de camionero en Estados Unidos, un oficio que para muchos emigrados cubanos se ha convertido en tabla de salvación para ganarse la vida dignamente y enviar dinero a sus familias o, como en este caso, invertir en propiedades en Cuba. Gracias a su esfuerzo y sacrificio, lograron juntar el billete necesario para comprar la vivienda, algo que para la mayoría de los cubanos de a pie sigue siendo un sueño imposible bajo el castrismo.
Historias como esta se repiten cada vez más entre cubanos en el extranjero, quienes, pese a la represión y el caos que gobierna en la isla, buscan mantener un pedacito de vínculo con su tierra a través de inversiones inmobiliarias. Una mezcla de nostalgia, esperanza y también de estrategia, porque muchos no pierden la fe de ver una Cuba libre y quieren tener donde regresar.
En la sección de comentarios del video, las reacciones fueron puro orgullo y emoción. Muchos felicitaron a la pareja por su logro y destacaron lo importante que es “no perder las raíces,” aunque otros aprovecharon para contar sus propias experiencias o expresar el sueño de algún día hacer lo mismo.
Mientras tanto, la dictadura sigue vendiendo la idea de un “paraíso socialista”, pero la realidad es que los cubanos tienen que largarse a tierras lejanas, fajarse trabajando día y noche, y después invertir en la isla lo que allá adentro nunca podrían conseguir. Y todo esto, mientras los de arriba siguen bien acomodados, comiendo y viajando, mientras el pueblo pasa hambre y necesidades.
Porque, al final, lo que esta pareja ha logrado es la mejor prueba de que, aunque la dictadura intente destruirlo todo, los cubanos no dejan morir sus sueños… ni sus raíces.