Un nuevo accidente de tránsito sacudió este martes al municipio de Mayarí, en Holguín, donde una camioneta particular que cubría la ruta Holguín–Moa terminó volcada al salirse de la vía sobre un pavimento mojado por la lluvia.
El hecho ocurrió poco después de las 2:30 p.m., en un tramo entre Arroyo Blanco y Los Coco, según informó en redes sociales el periodista Emilio Rodríguez Pupo. El vehículo perdió el control cuando intentó reincorporarse a la carretera, lo que provocó un derrape violento, el vuelco de la camioneta y su impacto contra un árbol.
Afortunadamente, no hubo que lamentar muertes, pero siete personas resultaron heridas y fueron trasladadas de inmediato al hospital Mártires de Mayarí, donde reciben atención médica.
Aunque la versión preliminar de la Policía Nacional Revolucionaria apunta al pavimento mojado como causa del siniestro, lo cierto es que los accidentes en carreteras cubanas son ya parte del día a día, reflejo directo del abandono estatal a la infraestructura vial. Calles llenas de huecos, falta de señalización, vehículos antiguos sin condiciones… todo contribuye a esta tragedia en cámara lenta.
Entre los lesionados se encuentran vecinos de Frank País, Moa, Holguín y del propio Mayarí, todos trasladados con urgencia por los servicios médicos que, pese a la escasez, hicieron lo posible para socorrerlos. Algunas autoridades locales —como de costumbre, más preocupadas por la foto que por las soluciones— se presentaron en el hospital a verificar la atención a los heridos.
Pero el problema va mucho más allá de un accidente aislado. Cuba entera está llena de trampas mortales disfrazadas de carreteras. Los transportes estatales apenas funcionan y el parque automotor particular, envejecido y mal mantenido, es lo único que sostiene la movilidad entre provincias.
Este nuevo accidente no es una excepción, sino otra consecuencia directa del abandono estructural que impone el régimen, donde los discursos de «prioridades sociales» chocan —literalmente— con la realidad de un país derrumbado.
Mientras no se invierta de verdad en infraestructura ni se respete la vida del cubano común, la carretera seguirá cobrando víctimas, aunque esta vez se haya librado la muerte.