La pesadilla eléctrica en Cuba volvió a encenderse —o mejor dicho, a apagarse— este martes, cuando el sistema energético nacional colapsó hasta marcar un récord de 2020 megavatios (MW) en afectación, según reconoció la propia Unión Eléctrica (UNE). A las 10 de la noche, mientras medio país intentaba dormir entre calor, mosquitos y desesperación, la oscuridad se impuso sin clemencia.
Y por si fuera poco, la madrugada de este miércoles amaneció igual o peor, sin mejoras reales a la vista. Las causas son las mismas de siempre: termoeléctricas rotas, mantenimientos eternos, combustible que no aparece por ninguna parte y un gobierno que sigue sin ofrecer soluciones concretas.
El colapso no da tregua
A esa misma hora del miércoles, la UNE admitía una disponibilidad de apenas 1880 MW frente a una demanda de 3140 MW. Eso se traduce en un déficit brutal de 1310 MW… y en apagones por todo el país. Para el mediodía ya se preveía una afectación de 1100 MW, y al caer la noche la cosa empeoraría aún más: 1850 MW fuera del sistema, si no se alinean los planetas.
Cero planificación y cero esperanza
La escasez de generación no es nueva, pero sí más grave. Entre las centrales termoeléctricas fuera por rotura y las que siguen “en mantenimiento” como si fueran museos, el panorama es desolador. A eso se suma la falta crónica de combustible, que mantiene 82 centrales de generación distribuida paralizadas, junto con seis motores en la patana de Regla, lo que implica 691 MW menos para la red.
La UNE anunció con tono triunfalista que quizás logre incorporar unos míseros 40 MW esta noche, gracias a los motores de Regla. Pero cualquiera que viva en Cuba sabe que eso no mueve ni un ventilador en Marianao.
La Habana también a oscuras
En la capital, la situación no fue diferente. La Empresa Eléctrica de La Habana confirmó apagones las 24 horas del martes, con picos de hasta 134 MW a las 10 pm. Aun en la madrugada del miércoles, la ciudad seguía afectada por déficit, aunque prometieron que “no fue necesario afectar otro bloque de emergencia”. Qué detalle, ¿eh?
Energía solar: mucho ruido, poca corriente
El gobierno también presumió que los nuevos parques solares aportaron 1729 MWh, lo cual suena lindo en los titulares oficiales. Pero la verdad es que eso no basta ni para tapar los huecos de un sistema tan reventado como el cubano. Mientras se inflan números en los noticieros, la realidad es que la energía solar no alcanza ni para maquillar el desastre estructural.
La crisis se agudiza y el pueblo lo paga
Esta nueva jornada de apagones deja claro que el sistema energético de Cuba está al borde del colapso absoluto. En plena ola de calor, y con millones de cubanos ya al límite de la resistencia, el malestar se siente en cada cuadra, en cada casa, en cada madre que no tiene cómo enfriar un biberón o alumbrar a su hijo.
No hay luz, pero lo más grave es que tampoco hay rumbo.
Y mientras tanto, los que mandan siguen en sus oficinas con aire acondicionado y promesas vacías, mientras la mayoría del pueblo vive en tinieblas, literal y metafóricamente.
Porque esto no es solo una crisis eléctrica. Es una crisis de sistema. Una crisis de país.
Y aunque intenten disfrazarla con eufemismos y comunicados de la UNE, la realidad, como la oscuridad, no se puede esconder.