La candela entre La Diosa y Yessy World sigue echando humo en las redes sociales cubanas. Y es que estas dos mujeres de carácter fuerte no se andan con paños tibios y están convertidas en protagonistas de un pleito que mezcla chismes, amenazas legales y hasta invocaciones religiosas.
Esta vez, la mecha se encendió tras la reciente hospitalización de Yessy por una apendicitis. Para cualquiera sería un susto médico, pero para La Diosa fue, ni más ni menos, “un mensaje divino”. Así lo dejó caer públicamente, desatando un avispero digital.
Ambas mujeres vienen arrastrando una rivalidad que va mucho más allá de lo artístico. Sus encontronazos han sido de todos los colores: desde diferencias ideológicas hasta choques personales. Basta recordar cuando, el mes pasado, Yessy World amenazó con demandar a La Diosa por usar su imagen en un video promocional de un negocio en Miami, sin permiso ni ná’.
Pero la cosa se puso más caliente todavía cuando, tras saberse que Yessy estaba ingresada en el hospital, La Diosa soltó la bomba de que su apendicitis podría ser “el karma.” Y ahí es donde entra la religión en el asunto: no es casualidad que la intérprete haya confesado semanas atrás que le pidió a Changó —una figura poderosa en la santería cubana— que actuara a su favor, como supuestamente pasó con otra influencer, La Cintumbare, quien terminó deportada por líos migratorios después de una “petición espiritual” de la cantante.
Yessy, que ya se encuentra recuperada, no se tragó esa indirecta sin responder. Desde un live en Facebook, acusó a La Diosa de hacerse la víctima y de usar la lástima de sus seguidores para vender entradas a sus conciertos. Directa y sin filtro, como ha sido siempre el estilo de esta guerra pública.
La Diosa no se quedó callada y desde su cuenta de Instagram soltó un mensaje contundente, con sabor a amenaza y mucha fe en los santos:
“En la vida no se puede estar día a día dedicándolo a dañar. No será hoy, no será mañana, pero todos, absolutamente todos, los que me dañan lo van a pagar, ténganlo por seguro. Y me da igual la opinión encontrada. Yo vine a este país a trabajar y tengo muchas personas que solo se dedican a tratar de destruir lo que con esfuerzo construyo. Eso es maldad. Yo se lo dejo al tiempo y a Changó.”
Y es que, aunque mucha gente vea esto como puro chisme para entretenerse, estos rifirrafes son el reflejo de un escenario mucho más profundo: una comunidad cubana dividida no solo por la diáspora y la miseria que el régimen ha sembrado durante décadas, sino también por diferencias políticas, creencias religiosas y la pelea por tener foco y seguidores en un mundo digital cada vez más saturado.
Mientras tanto, los cubanos, dentro y fuera de la isla, siguen pegados a las redes, entre el morbo, las risas y el asombro, porque lo único seguro es que esta novela todavía tiene varios capítulos por escribir.
