Con tono triunfal y palabras cuidadosamente escogidas, el primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz apareció este miércoles en la Asamblea Nacional para vender como “avance” lo que no es más que una curita en una hemorragia económica sin control.
A partir de septiembre, según dijo en su intervención transmitida por Canal Caribe, el régimen subirá parcialmente las pensiones de quienes hoy reciben hasta 4,000 pesos cubanos al mes, lo cual, siendo realistas, ni roza el costo de sobrevivir en la Cuba actual.
“Es lo que se puede hacer por ahora”, soltó Marrero, como quien pide comprensión mientras el país entero se desangra. La medida, que apenas alcanza a sostener la respiración de más de un millón 300 mil jubilados —el 79% del total en el país— no resuelve nada de fondo, pero sí sirve para maquillar un poco la imagen de un gobierno que ya nadie se traga.
¿Subida o limosna?
Los que hoy cobran hasta 2,472 pesos —una miseria absoluta— pasarán a recibir 4,000, gracias a un incremento de 1,528 pesos. Eso sí, el valor real de ese dinero, en un contexto de inflación galopante, sigue siendo insuficiente hasta para llenar una jabita con lo más básico.
¿A quién quieren engañar? Si con 4,000 pesos ni siquiera puedes garantizar el desayuno de una semana, mucho menos el mes entero.
Pero eso sí: mientras a los jubilados se les dan migajas disfrazadas de conquista social, ETECSA se llena los bolsillos a velocidad de vértigo.
El negocio millonario del tarifazo
En el mismo Parlamento, Marrero admitió sin pudor que en solo 46 días la empresa estatal de telecomunicaciones recaudó más de 24 millones 839 mil dólares. Sí, dólares. Lo que significa que el pueblo cubano, a pesar de todo, sigue pagando precios desorbitados por un servicio deficiente, en una moneda que no gana y que muchos ni siquiera pueden conseguir.
“540 mil dólares diarios”, soltó Marrero, casi como si se tratara de un logro. Pero ese dinero no salió de las arcas de inversionistas extranjeros ni de mágicos ingresos del turismo. Salió del bolsillo exprimido del pueblo, ese mismo que ahora recibe un ajuste de pensión que no le alcanza ni para el arroz del mes.
El primer ministro reconoció que la forma en que impusieron la subida de precios en las telecomunicaciones generó malestar. Lo que no dijo es que ese malestar se volvió rabia, burla y rechazo en redes sociales, donde la gente no para de denunciar la desconexión absoluta de la élite gobernante con la vida real del cubano de a pie.
Un modelo agotado que solo sobrevive exprimiendo al pueblo
Marrero también presentó los “resultados” del famoso Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, otro invento de título rimbombante que no ha traído más que lo mismo: inflación, apagones, falta de comida y más miseria.
Y aunque el primer ministro trató de reconocer, entre líneas, que aún “falta mucho por hacer”, lo cierto es que el régimen no tiene ni la voluntad ni la capacidad de sacar al país del hueco en el que lo ha metido.
Porque aquí no se trata de subir 1,500 pesos a una pensión miserable. Se trata de que el modelo está roto, quemado y echado a perder. Y mientras sigan creyendo que con discursos pueden tapar la realidad, el pueblo seguirá perdiendo la paciencia… y el miedo.